“¿Qué harías si le pasara a tu madre?”
Una inmigrante armenia consigue una tarjeta sanitaria tras la intervención de Médicos del Mundo
El trasplante no solo es una de las intervenciones más costosas de la sanidad pública. También exige un gran esfuerzo de coordinación entre profesionales y, por encima de todo, la generosidad de una familia que accede a ceder el órgano de un ser querido. ¿Puede un sistema sanitario permitirse el lujo de asumir una intervención como esta y luego desentenderse del paciente por su situación administrativa irregular?
Es lo que ha estado a punto de suceder con Anush Karapetyan, de 61 años, de no ser por el interés que se tomó por el caso Médicos del Mundo. Esta mujer Armenia, que vive en Manises con su hijo desde 2009, se vio afectada por la exclusión sanitaria del Ministerio de Sanidad que dejó desde septiembre de 2012 sin atención sanitaria normalizada —solo urgencias, asistencia al parto y menores— a los inmigrantes sin permiso de residencia. La paciente, con insuficiencia renal, recibió un riñón el 16 de mayo del año pasado en el hospital La Fe de Valencia, una prestación que se considera de urgencias.
A Anush Karapetyan —en la práctica, a su hijo— se le ha estado facturando los controles periódicos a los que se someten los pacientes trasplantados para comprobar la evolución de la función renal. De hecho, le acaba de llegar una factura por distintos análisis practicados en noviembre y diciembre por valor de 276,83 euros.
Además, su hijo ha tenido que asumir íntegramente los 500 euros mensuales del coste de los fármacos que tiene que tomar para no perder el riñón. El más caro (145 euros el envase) es un inmunosupresor (Advagraf 1) que impide que su cuerpo rechace el órgano trasplantado. Pero además, toma otros cinco medicamentos más. El hijo de Anush, Arayik Karapetyan, de 41 años, un albañil que llegó en 2004 a Valencia, ha podido ir asumiendo hasta ahora, con dificultad, estos gastos. “No había ninguna otra opción”, comenta. “¿Qué harías si esto le pasara a tu madre?”.
Hace poco más de un mes, la asistencia de Anush Karapetyan comenzó a correr serio peligro. Después de haber podido acudir con normalidad a su nefróloga —eso sí, facturándole las consultas— le suspendieron las visitas. “Acudió con su nieto, y en Administración nos dijeron que no podíamos seguir. La médica siempre se ha portado muy bien con nosotros, pero nos comentó que no podía hacer nada”, relata su hijo.
Poco después de interesarse por su situación Médicos del Mundo, Sanidad le ha concedido la tarjeta sanitaria para personas sin recursos que contempla el Plan Valenciano de Atención a la Salud. Un documento que le había denegado poco antes porque no cumplía determinados requisitos. A partir de ahora, podrá seguir acudiendo a los controles sin pagar por ellos. Y su aportación farmacéutica será del 8,5% (24,5 euros al mes).
Pero la deuda adquirida perseguirá a Arayik Karapetyan como si fuera su sombra. Solo por las diálisis a las que se sometió su madre antes de la operación le ha llegado requerimiento de la Agencia Tributaria por valor de 11.401,41 euros. Comenta que ha perdido el trabajo por esta deuda, y que no puede darse de alta de autónomo si debe dinero a Hacienda. ¿Cómo voy a poder pagar si no trabajo?
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