El Gobierno rechaza indultar al asesino de un inspector de Hacienda de Alicante

El Consejo de Ministros ha denegado la petición de indulto del hombre condenado a casi 21 años por matar en 2008 de una brutal paliza y en plena calle a un subinspector de Hacienda de Alicante para robarle la cartera.

Fuentes del caso han informado a EFE de que el Gobierno ha comunicado el rechazo a la solicitud de la medida de gracia a la Audiencia Provincial de Alicante para que, a su vez, ésta dé traslado a las partes.

El condenado, Ricardo G. G., inició en agosto de 2013 la tramitación de la petición de indulto "total o parcial" sobre la condena de 20 años y 8 meses de prisión impuesta por la sección tercera de la Audiencia alicantina, que posteriormente fue ratificada por el Tribunal Supremo.

El expediente incluyó sendos escritos de la fiscalía, el centro penitenciario donde está recluido (Topas, Salamanca) y de la acusación de la viuda y huérfana, que coincidieron en pronunciarse en contra de la solicitud.

Según la sentencia, Ricardo G. G. actuó con "brutalidad y sinrazón" al matar a Francisco José A.C., en el momento del crimen de 43 años y con esposa y una hija pequeña.

La paliza ocurrió sobre las 7.00 del 26 de noviembre de 2008 en el turístico paseo de la playa del Postiguet cuando, como todas las mañanas, la víctima se dirigía a trabajar a la sede de la Agencia Tributaria y, sin saberlo y al azar, fue escogido por el agresor.

"Con el propósito de arrebatarle lo que de valor portara", Ricardo G.G. siguió al funcionario a pie para, a la altura de la pasarela que cruzaba desde la calle Virgen del Socorro hacia la playa y "de manera inesperada", atacarle por la espalda con un golpe.

La víctima cayó al suelo y se inició "una brutal agresión" con puños y patadas tanto en la cabeza como en el torso para, una vez que la víctima perdió el sentido, robarle la cartera y emprender la huida.

Un testigo avisó a los servicios de urgencias y Francisco José A.C. ingresó en el Hospital General con traumatismo craneoencefálico y torácico por las numerosas contusiones recibidas, las cuales le causaron un edema cerebral que precipitó la muerte al día siguiente.

La paliza fue de tal envergadura que, incluso, el agresor tuvo que acudir 24 horas después a un centro médico por las lesiones que se había provocado en un pie. La sentencia refleja que el condenado operó sin "el menor signo de arrepentimiento".