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CC OO y UGT han perdido más de 50.000 afiliados en cinco años

Los sindicatos atribuyen el descenso a la situación de paro de la militancia

Clara Blanchar

Los dos grandes sindicatos de Cataluña, Comisiones Obreras (CC OO) y la Unión General de Trabajadores (UGT), han perdido 51.299 afiliados en los últimos cinco años, según cifras facilitadas por las organizaciones. CC OO ha pasado de 187.097 afiliados en 2009 a 156.355 a cierre del tercer trimestre de 2013 (un 16,5% menos). UGT, de 170.045 a 149.500 (un 12% menos). Los sindicatos atribuyen la caída a la situación de paro de muchos de sus afiliados, que en un primer momento pagan una cuota menor como desempleados, pero llega un momento en que no pueden permitirse ni este gasto. Ambas organizaciones sindicales han puesto en marcha una “cuota cero” para afiliados sin ingresos, que excluye los servicios jurídicos.

USOC, el tercer sindicato en Cataluña, no ha respondido a la petición de datos de este diario. CGT se mantiene en torno a los 15.000 afiliados tras perder apoyo en sectores como el metal, pero ganarlo en el de servicios (en empresas como la limpieza o la informática), explica un portavoz. Las nuevas incorporaciones son básicamente jóvenes, subraya; el sindicato no percibe un trasvase de afiliados llegados de los dos grandes.

Desde el Consejo de Trabajo Económico y Social (CTESC el organismo que reúne a los agentes sociales), su presidente, Josep Maria Rañé, subraya que si bien la cifra de 50.000 afiliados menos es significativa, el porcentaje está por debajo de la pérdida de población ocupada: desde 2009 ha caído un 19%, de 3,4 a 2,8 millones de personas. También la población activa ha descendido, aunque en menor número: de 3,8 a 6,8 millones de personas, un 4% menos. Rañé lo ve, pues, como “un ajuste al ciclo: hay menos ocupados y en peor situación, pero no hay una desafiliación masiva”.

La portavoz de CC OO, Dolors Llobet, argumenta que la afiliación “se comporta como la población asalariada”. En ese sindicato, sin embargo, desde 2009 la afiliación ha caído más (16,5%) que la población asalariada (un 10,9%). Llobet lo justifica por el desempleo que golpea a los trabajadores y asegura que en anteriores crisis la afiliación ha repuntado coincidiendo con la recuperación económica. Tanto en CC OO como en UGT la cuota habitual es de 11 euros y los parados pagan menos.

Desde UGT, su secretario de Organización, Jordi Camallonga, asegura que el sindicato pregunta a los afiliados por qué se dan de baja y que “la respuesta en un 90% de los casos es que se debe a un cambio o empeoramiento de la situación laboral y de los ingresos”. En esa organización, explica, se produjo en 2010 un repunte de la afiliación —“los trabajadores se pusieron a la defensiva”, dice—, y a partir de la segunda mitad de 2012 y sobre todo 2013 “se produjo la caída fuerte coincidiendo con la reforma laboral”. Camallonga admite que en el sindicato “hay preocupación”, y que la puesta en marcha de la “cuota cero” busca “que la gente no se desvincule, no pierda derechos y se sienta acompañada”.

El experto en movimientos sociales de la Universidad Pompeu Fabra, Jordi Mir, expone cómo “desde hace más de 10 años en el movimiento obrero han surgido posiciones críticas respecto a los dos grandes sindicatos, tanto de forma externa como interna, en este caso respecto a la proximidad con los Gobiernos”. Asegura que el debate sobre el papel de los sindicatos está más vivo que nunca, porque los recortes y la ofensiva legislativa presionan e irrumpen con fuerza los movimientos sociales, con episodios cúspide como el 15-M.

A juicio de Mir, una de las claves es “qué hay que hacer: si los sindicatos deben centrarse en la defensa de los trabajadores y sus afiliados o en lo que eran inicialmente, organizaciones sociales y políticas, algo más parecido a un movimiento”. El investigador recuerda cómo durante las movilizaciones del 15-M hubo marchas contra los sindicatos, que hay “posturas que piden ir más allá, en buena parte porque con el nuevo marco legal el pacto social donde los sindicatos son protagonistas ha desaparecido” y que en sectores como la Universidad han emergido con fuerza sindicatos pequeños. Mir cree que “el modelo económico imperante anima a una revisión”, pero que, en cualquier caso, “la necesidad de representación existe”.

Sobre la confianza en el modelo actual, el presidente del CTESC, que fue consejero de Trabajo con el tripartito, recuerda que tanto CC OO como UGT siguen teniendo en las elecciones sindicales “un nivel de apoyo muy fuerte en la elección de delegados. Si lo comparamos con la política, hay cambios de escenario, mientras que el peso de las dos centrales sindicales siguen ostentando el 80% de la representación”, dice Rañé.

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Sobre la firma

Clara Blanchar
Centrada en la información sobre Barcelona, la política municipal, la ciudad y sus conflictos son su materia prima. Especializada en temas de urbanismo, movilidad, movimientos sociales y vivienda, ha trabajado en las secciones de economía, política y deportes. Es licenciada por la Universidad Autónoma de Barcelona y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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