En el club de jazz la encontrarás
En la rutina de la actriz y cantante en la capital cabe un mercado de abastos, un espacio de ‘coworking’, La Pedriza o una croquetería. Un Madrid de gato
1. DCollab. El coworking se impone. Y compartir espacio de trabajo, además de ahorrar gastos, te rodea de gente innovadora, con la mente muy fresca. Como hubo una época en la que nos llevamos el trabajo a casa, y nos parecía maravilloso, ahora debemos reequilibrarnos y buscamos un espacio diferente para no contaminar todo con las obligaciones laborales. (San Joaquín, 2; www.dcollab.com).
2. Librería Mujeres. En una callecita aledaña a la Plaza Mayor, y regentada por unas mujeres maravillosas, aparece este lugar con libros de todo tipo pero con un enfoque de género. Allí encontré Para mis socias de la vida de la socióloga mexicana Marcela Lagarde. (Calle San Cristóbal, 17; www.unapalabraotra.org).
3. La Pedriza. Soy naturista y mi pareja también. Y de vez en cuando, aunque suene típico, necesito hacer una visita al Parque Regional del Manzanares. En invierno paseo. En verano, me pierdo en la sierra hasta llegar a unas pequeñas charcas. No voy a decir cuáles; cuando estoy allí es para que nadie me encuentre. www.parqueregionalcamanzanares.org).
4. La Gastrocroquetería de Chema. Con las comidas soy de puchero y croquetera. Esto se debe a las dotes en la cocina de la yaya Lola. Todos sus platos eran increíbles, pero sus croquetas, inigualables. Aunque nos gusta cocinar, nadie en la familia hemos heredado el don de la abuela. En este local he encontrado algunas de las mejores que he comido fuera de casa. La de sepia y queso líquido es una maravilla. (Barco, 7; www.gastrocroqueteria.com).
5. Museo del Prado. Esta indescriptible pinacoteca fue mi primer contacto con el arte. Mi tío Manolo, hermano de mi madre, me llevaba al museo desde que soy chiquita; era su manera de transmitirme el amor por la pintura y por la cultura. (Paseo del Prado, s/n).
6. Mercado Chamberí. A pesar de que no vivo en esa zona, me gusta hacer la compra allí. Para mí el mercado es la plaza del pueblo: el pescadero te conoce, los productos son frescos, de la mejor calidad y charlas con la gente. Me parece un verdadero lujo la vivencia de pasear por sus pasillos y mirar. En este mercado de abastos no hay prisa; es muy personal. (Alonso Cano, 10).
7. Café Central. Es mi casa musical: debuté allí como solista de jazz en el otoño de 1998. A este emblema de la escena jazzera de la capital, y a la sala Clamores, me escapaba a escuchar grandes conciertos. Cuando me llamaron para actuar en él me emocioné. Es mítico y legendario. (Plaza del Ángel, 10; www.cafecentralmadrid.com).
8. Centro de Nuevos Creadores. Teatro, danza y cursos se mezclan en este espacio, en el que me siento muy a gusto. Todo parece efervescente. Lo último que vi allí, un espectáculo de danza de Mónica Runde. (Doctor Fourquet, 31; www.fcnc.es).
9. Trattoria Pulcinella. La caponata siciliana, un estofado de berenjenas con tomate, cebolla, apio y olivas, es uno de mis platos favoritos de este íntimo y acogedor restaurante. Suelo llevar a gente de confianza. Es un encantador lugar para ir a disfrutar. (Regueros, 7; www.gruppopulcinella.com).
10. Bogui Jazz. En un guiño al mote de Humpfrey Bogart, Bogey, nombraron este escenario; un bombón para escuchar jazz. Un club selecto donde caben 100 o 150 personas; perfecto para pasar la noche. (Barquillo, 29; www.boguijazz.com).
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