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ROCK | CYAN
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Las puertas abiertas

El quinteto barcelonés afina con su tercer disco, 'Delapso', su buena mano con himnos y épica

Cyan llevan tiempo ejerciendo de eterna promesa del pop-rock peninsular, y en esas siguen a la altura del tercer disco. Puede que este nuevo Delapso acabe por abrirles las puertas que se les resistieran, porque a la eficacia melódica y épica de anteriores logros (ese rock con piano de Volando eléctrico) se le añade ahora una mayor mala uva guitarrística y el incremento en la intensidad emocional de Javi Fernández, un cantante con la afectación justa que anoche aguantó en El Sol tres temas con problemas de sonido sin pifiar una sola nota.

Seguramente esas líneas de bajo tan marcadas y la querencia por los estribillos para corear, como de un Chris Martin moreno, les conviertan en una banda demasiado directa y rotunda para la ortodoxia del indie. Tampoco entra en esos parámetros del postureo que los barceloneses rubriquen una versión de Quique González, un Salitre reinventado en toda regla. Y no digamos La leyenda del tiempo, de Camarón, que cuesta muchos compases reconocer. Hay aquí eclecticismo sin complejos, más guiado por la melomanía que por la estrategia, y un universo lírico de hallazgos curiosos, como esa “elegancia de una bailarina rusa en quinta posición” que protagoniza Philippe Petit. O, lo mejor de todo, esas esdrújulas encadenadas de Ballet mental.

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