El misterio L. A.
El grupo liderado por el mallorquín Luis Alberto Segura presenta hoy su disco ‘Dualize’
“Es un poco loco, pero es ahora o nunca”, dice Luis Alberto Segura encogiéndose de hombros. El músico mallorquín que responde al alias de L. A. ya había avisado de que su concierto de hoy en La Riviera no era exactamente el final del periodo de explotación de Dualize, su último disco publicado en mayo, pero lo que no había contado es que la gran aventura comienza ahora. Asegura que hay sellos interesados en editar el álbum en EE UU y este enero se muda a Los Ángeles con toda su banda. “Voy a intentar entrar en Estados Unidos. Ya me han avisado de que eso significa dos años de promo:es decir, antes de saber si funciona o no hay que pasar ese tiempo de un lado para otro. Ten en cuenta que solo Texas es cuatro veces España”.
Ambición no le falta, y apoyo tampoco. De hecho, su carrera tal y como la conocemos comenzó cuando Roberto Grima, uno de los directores de Live Nation España, la todopoderosa promotora de conciertos, se convirtió en su mánager. “Fue una casualidad. Vino a verme la primera vez que actuamos en la Joy Eslava. Aquel fue uno de esos conciertos en los que sientes que todo ha salido mejor que bien. Roberto habló con mi mánager de entonces para llevar la contratación internacional, pero pronto vimos que lo de tener dos oficinas era complicado”.
Las ventajas de esta decisión son evidentes. Para empezar, se deja de ser parte de una escuadra para ser la estrella. Eso hace que las decisiones se tomen sin prisas, sin que la necesidad de resultados inmediatos condenen al ostracismo a los que no los obtengan y hagan que se exprima hasta secar a los que sí lo hacen. Por otro lado, abre una enorme cantidad de posibilidades para tocar. L. A. ha actuado de telonero de Muse, o en el festival de Leeds & Reading, Argentina o Chile… “Hace cinco o seis años nos resultaba difícil hasta tocar en Madrid, así que ni te cuento hacerlo en México. Pero con Roberto contamos con esa posibilidad de tocar fuera de España. Actualmente es mucho más importante tener un buen mánager que una buena discográfica”.
Insiste constantemente en que su objetivo es el mercado internacional. “Mucha gente me dice ‘Qué rabia que no os conozca más gente, le hablo de vosotros a mis colegas y no os conoce ni Dios’. Pero yo creo que esto hay que hacerlo desde los cimientos. Creo en lo que hago. Transmito eso al equipo con el que trabajo. Tarde o temprano esto llevará a algo. Es más que llenar La Riviera de la noche a la mañana. Para nosotros lo de La Riviera es tirarse a la piscina. Podemos palmar. Podemos llenarla o meter solo 180. No somos Lori Meyers, ni Supersubmarina; ni Izal. Somos otra historia”.
Lo ha sido desde sus comienzos. “Siempre fui el batería que componía canciones en su tiempo libre. Con uno de los grupos, The Nash, incluso fuimos de gira por Reino Unido. Pero tenía la espinita de hacer algo por mi cuenta. Un día me animé y fui a un garito de Mallorca, Bluesville. En el 2003, empecé a tocar ahí. Yo nunca había tocado la guitarra para nadie y de repente me contratan para tocar la guitarra dos horas, una noche por semana, de 12.30 a 2.30. En aquel momento llegaba a casa que me quería morir, pero tres años así es una escuela. A veces me preguntan si me pongo nervioso tocando en el Estadio Olímpico frente a 30.000 personas. Cuando has hecho estas cosas desarrollas un sistema de bloqueo: de aquí para adentro, el show es el mismo que si fueran 10 personas”, dice moviendo la mano como si el escenario acabase frente a sus pies.
¿Qué es L. A.? es un grupo de rock a la americana cantado en inglés que Segura lidera. Sus primeros discos eran tan cercanos al sonido de los primeros noventa, entre REM y Pearl Jam, que se podía confundir la forma de cantar de Segura con la de un joven Eddie Vedder. Poco a poco va cobrando personalidad. En ese sentido, la producción de Dualize, hecha por el teclista de The Shins, Richard Swift, le ha favorecido, lo ha desestandarizado. Swift es un productor de primera para estos sonidos. Cuenta Segura que está trabajando con Dan Auerbach, de The Black Keys, en el nuevo disco de Ray Lamontagne, la eterna promesa de los sonidos de raíz estadounidenses, que al parecer también está pensando en dar un salto en su carrera. “No lo sé, pero a mí también me lo parece. Es ley de vida, tío. Si no avanzas, retrocedes”.
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