El crimen de la cabalgata queda sin castigo
Absuelto el único acusado por la muerte de un hombre tras el desfile de los Reyes Magos de 2011 El autor de la puñalada mortal nunca fue hallado
Mazhar Uz Zaman encontró la muerte la noche del 5 de enero de 2011, recién acabada la cabalgata de Reyes, en la plaza de Catalunya en Barcelona. Un grupo de hombres le agredió. Un ajuste de cuentas por un conflicto de drogas, según fuentes judiciales. Uno de ellos sacó un cuchillo y le asestó al menos una puñalada que le seccionó los vasos sanguíneos. Un jurado popular ha declarado no culpable de homicidio al único acusado: Yasar Iqbal.
Iqbal, de 33 años, afrontaba una petición de pena de 14 años de cárcel como cooperador necesario en un delito de homicidio. El jurado consideró que el hombre —sin antecedentes penales— participó en la agresión a Zaman, pero “no contribuyó de forma intencionada a matarle”. La Audiencia de Barcelona le ha condenado por una falta de malos tratos, a una pena de seis días de localización permanente por haber “golpeado” a la víctima. La investigación no ha permitido despejar todos los interrogantes del caso. El cuchillo que usó el autor material del crimen fue hallado a pocos metros, por un testigo. El homicida, sin embargo, nunca fue hallado a pesar de que su imagen fue captada por las cámaras de la estación de Ferrocarrils de la plaza de Catalunya.
Confesión a un amigo
Iqbal pudo haber disfrutado de idéntica impunidad, pero una conversación con un amigo, que estaba siendo investigado, le llevó hasta el banquillo. Mientras la fiscalía alemana de Passau investigaba al amigo, apareció el nombre de Iqbal, que confesó que estuvo implicado en la agresión. Consciente de que podía acabar detenido, pidió ayuda económica para llegar a Pakistán.
El hombre consiguió escapar e incluso se casó allí. En julio del año siguiente, sin embargo, regresó a España y fue arrestado. La fiscalía alemana había remitido las conversaciones incriminatorias al juzgado de instrucción número 30 de Barcelona. En el juicio declararon tres testigos directos de la agresión. Solo uno de ellos pudo identificar a Iqbal, que fue defendido por el abogado Javier Rodrigálvarez. Aunque le reconoció con dudas, el testigo afirmó que pudo verle golpear “con las manos” a la víctima. La Audiencia de Barcelona cree que no se puede afirmar que el grupo se hubiera “concertado” para matarlo. Según los magistrados, todo hace pensar que “la acción letal se produjo de manera sorpresiva”. No se puede concluir, añade la sentencia, que Iqbal supiera que alguno de sus acompañantes fuera armado. En el juicio, el acusado afirmó que solo había querido “mediar” entre los contendientes.
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