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Los trabajadores claman contra el cierre de RTVV

Centenares de empleados piden la dimisión de Fabra y su Gobierno

Joaquín Gil
Trabajadores y extrabajadores de RTVV protestan contra el cierre ante el Palau de la Generalitat.
Trabajadores y extrabajadores de RTVV protestan contra el cierre ante el Palau de la Generalitat.TANIA CASTRO

Manolo Ortiz, de unos 50 años, saltó de la euforia a la depresión en seis horas. A mediodía celebró entre gritos como una victoria colectiva junto a 300 compañeros la sentencia del Tribunal Superior de Justicia (TSJ) valenciano que instaba a readmitir a un millar de empleados. El fallo judicial simbolizaba un aviso para todas aquellas televisiones públicas que barajan la vía de los despidos para adelgazar costes. Una inyección de optimismo. Al caer la noche, el mismo Ortiz pedía la dimisión del presidente de la Generalitat, Alberto Fabra, después de conocerse el anuncio del cierre de RTVV. “Esto no es un Gobierno autonómico, es una cueva de ladrones y corruptos”, clamaba desencajado este operador de cámara, que entró en la televisión pública por oposición. Eso fue en 1989, cuando se convocaron las primeras pruebas de acceso de un organismo auspiciado por el Estatuto de Autonomía y el Ejecutivo del socialista Joan Lerma. Se pretendía divulgar la lengua y la cultura en valenciano.

Ortiz, como otros 300 trabajadores, aguardaron por la noche sin éxito una respuesta del Consell de Fabra ante Palau de la Generalitat. Nadie dio la cara. “Han machacado la democracia. Nos han hundido”, arremetían entre gritos y caras largas los afectados. Otros lemas: “Esto nos pasa por un Gobierno facha”, “Mucha corbata y muy poca vergüenza”. Y un grito unísono. “Ladrones”.

“Lo que hemos vivido hoy ha sido la última chapuza de Fabra. Condenamos el cierre de Canal 9. Fabra, dimisión”, sentenció enérgico entre los empleados el diputado del PSPV, Francesc Signes. El socialista prometió una batalla en las Cortes para intentar salvar RTVV del cierre.

El líder de Compromís, Enric Morera, encendió a los trabajadores al describir la “barbaridad” del procedimiento seguido para despedir al primer millar de empleados. “No nos hicieron caso, aplicaron un ERE salvaje y esta es la consecuencia de un gobierno de inútiles. Dimisión”, remarcó Morera varias veces entre aplausos. El diputado situó Canal 9 como una metáfora de servicio público “desmantelado” por “fallidas decisiones políticas”. “Es necesario un cambio en el Consell para atajar esta situación”, dijo.

Los profesionales pasaron en seis horas de la euforia al llanto

La histórica periodista Reis Juan agitó a sus compañeros cuando cogió el megáfono por primera vez. “Cada uno de nosotros hemos hecho mucho. Con un pequeño comentario, en una concentración, plantando cara a los del PP en sus actos…”. Por la tarde, tras conocer el cierre de la empresa pública donde trabajó durante 24 años como locutora de Ràdio 9, la presentadora se mostraba en “estado de shock”.

“Me han hundido la vida. ¿Por qué?”, se quejaba entre lágrimas un hombre de mediana edad que aporreaba una paella con pegatinas que denunciaban a los “ladrones” del Consell del PP.

El paisaje de desolación contrastó con la euforia vivida por la mañana ante la puerta principal del centro de producción de programas de Burjassot (Valencia). Entonces, los empleados acaban de conocer el fallo judicial del TSJ. Enfundados en camisetas rojas y entre botellas de champán, coreaban el lema que defendieron durante el proceso del ERE: “Sí se puede”.

La resolución del TSJ parecía entonces “una pequeña reparación moral, una victoria a la reforma laboral del Gobierno de Mariano Rajoy y al proyecto de la Generalitat de acabar con los servicios públicos”. Así lo defendía eufórica la presidenta del Comité de Empresa, Salud Alcover, que instaba a la dirección de RTVV a no recurrir el fallo. Reclamaba, antes del anuncio del cierre, negociar la readmisión con sindicatos y trabajadores. “Esta empresa tiene mucho futuro”, decía sin aventurar el gélido jarro de agua fría que recibirían unas horas después la plantilla de 1.660 empleados.

“Me han hundido la vida. ¿Por qué?”, se quejaba un afectado por el cierre

“RTVV es viable si se fomenta la promoción interna propia. Así se puede dar un mejor servicio y evitar que ganen las empresas privadas, aquellas que propician la precariedad de los trabajadores”, señalaba Vicent Mifsud, vicepresidente del comité de empresas de CC OO. Mifsud cargó con dureza contra la gestión de la empresa. “Los directivos nombrados por el PP no pensaban en la viabilidad del ente, sino en intereses privados”, remarcó en alusión a los vínculos con dirigentes del PP de la constelación de empresas que optaba a la externalización.

Los extrabajadores cuestionaron este martes el informe de la consultora PricewaterhouseCoopers (PwC) que incluía un millar de despidos. “Fue un documento hecho con las premisas de la dirección de RTVV”, apunto Mifsud.

Desconcertados, los varios centenares de empleados que aguardaban al cierre de esta edición a las puertas del Palau de la Generalitat se debatían entre la incertidumbre y la indignación. “La rabia nos impide valorar qué ha pasado. Estamos en estado de shock. ¿Dónde está el presidente del Consell?, se preguntaba la periodista Reis Juan. El cámara Manolo Ortiz insistía en solitario ante el muro de la Generalitat en una pregunta: “¿Por qué no sale a dar la cara Alberto Fabra?”. Nadie dio la cara.

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Sobre la firma

Joaquín Gil
Periodista de la sección de Investigación. Licenciado en Periodismo por el CEU y máster de EL PAÍS por la Universidad Autónoma de Madrid. Tiene dos décadas de experiencia en prensa, radio y televisión. Escribe desde 2011 en EL PAÍS, donde pasó por la sección de España y ha participado en investigaciones internacionales.

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