El enfado entre Garmendia y el museo
El museo zanja las diferencias con una nota en la que el artista da su aprobación a la obra expuesta El autor había abandonado la rueda de prensa molesto porque parte de una pieza se había retirado
El artista Iñaki Garmendia ha mostrado este miércoles su enfado con el Museo Guggenheim por no exponer como había concebido una obra que le había encargado para la exposición colectiva Garmendia, Maneros, Salaberria. Proceso y método ante las dudas que tiene la pinacoteca sobre los derechos de autor de una obra de Jorge Oteiza que utiliza como referencia. En plena rueda de prensa Garmendia ha expresado su malestar al director del Guggenheim, Juan Ignacio Vidarte, pero horas después de la tensa escenificación de sus diferencias el museo ha difundido una nota que asegura el artista confirma que "la obra, tal y como se expone en la muestra que hoy se inaugura, cuenta con su aprobación y refleja fielmente la intención artística del proyecto".
Las seis líneas de la nota incluyen el agradecimiento del artista al Guggenheim por haber sido invitado a participar en la exposición colectiva que hoy se inaugura y lamenta la situación generada tras sus declaraciones ante los periodistas, en las que dijo que el Guggenheim “no saber trabajar con los artistas”.
Garmendia realizó para la exposición una obra de encargo. En Ikaraundi - EQDALOS (cabeza arrodillada contra la pared) plantea una “reinterpretación” de un busto del pintor José Sarriegi, realizado por Oteiza en 1934 y actualmente en paradero desconocido. El museo decidió retirar esta parte de la pieza, en contra del criterio del artista, al considerar que no contaba con la autorización de los herederos de Oteiza.
El busto no existe; [la obra] se ha hecho en base a tres fotografías. No hay caso legal", dice el artista
En la rueda de prensa Garmendia ha acusado al Guggenheim de "no saber trabajar con los artistas" y de dar la "voz de alarma" sobre la legalidad de su obra. Ha explicado que el museo le encargó una pieza nueva para la exposición y decidió hacer una "reinterpretación" del busto de Oteiza, pero el museo le prohibió exponerlo si no había contaba con los derechos de autor correspondientes.
Visiblemente enfadado, Juan Ignacio Vidarte ha respondido a Garmendia que el museo tiene que trabajar "de acuerdo con la legalidad" y considera que su obra "necesitaba" la aprobación legal de los herederos de Oteiza para poder exponerse. El director del museo ha emplazado en reiteradas ocasiones a que Garmendia argumentase el enfado que tenía con el museo por la decisión de retirar la obra de la muestra.
La comisaria de la exposición, Lucía Agirre, ha defendido que se avisó al artista desde un principio de las "trabas legales" que tiene la "reinterpretación" de la obra de un autor, pero que Garmendia, en principio, negó que se fuesen a mostrar imágenes del busto. Cuando desveló el resultado, el museo le dio la opción de modificarlo, pero Garmendia decidió retirarla de la exposición, según Aguirre. Garmendia ha negado la afirmación de la comisaria y ha asegurado que "nunca" pensó que "podía tener consecuencias legales".
"Si el museo no hubiese dado la voz de alarma, no hubiese pasado nada porque no hay vulneración de derechos de autor", ha aseverado el artista. Garmendia ha defendido que no es necesario obtener derechos de autoría porque el busto "no existe, es en base a tres fotografías". "Por eso, no hay caso legal", ha añadido.
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