El Rastro y Malasaña, de festival

Puede que Madrid no tenga muchos macrofestivales musicales consolidados, pero por suerte cuenta cada vez con más pequeñas propuestas. Las últimas en llegar son el Red Bull Music Academy Weekender (que se celebra desde ayer hasta el domingo en el Matadero, Reina Sofía y varios espacios del Rastro) y el VillaManuela (del 10 al 12 de octubre en Malasaña y Conde Duque).

Pese a tener características muy diferentes, ambos parten de un mismo concepto, el de los escenarios múltiples dentro de la ciudad, algunos de los cuales, además, no son salas de conciertos al uso. Por ejemplo, La Corrala, un centro cultural de la Universidad Autónoma localizado en un típico edificio madrileño de la calle de Carlos Arniches, que el sábado acogerá las sesiones de Andy Votel o Ibon Errazkin dentro de un evento denominado Vuelta al Rastro, que también incluye charlas, una feria de discos de vinilo en la plaza del Campillo del Mundo Nuevo y otras actuaciones en tiendas y cafés de la zona.

“El Rastro tiene un poso musical muy importante, muchos grupos que acabaron siendo fundamentales se han conocido allí y siempre se ha ido a buscar discos raros”, explica Víctor Flores, director de cultura en Red Bull España: “Queríamos recuperar ese callejeo por el Rastro, y en un día que no es el domingo. Se trata de empezar con el desayuno en el Café Molar [calle de Ruda, 19, bajo el título de Samplers y cereales] para seguir todo el día descubriendo sitios ocultos de Rastro”.

El Weekender tiene su origen en la Red Bull Music Academy de 2011, que durante 30 días llenó Madrid de actividades, con el Matadero como epicentro. Hoy, en su Nave 16 habrá conferencias, talleres y conciertos, y el día 6 se hará un Domingo en familia con actuaciones en un contexto diurno: “Queríamos despedirnos de día, para todo el mundo. También familias y gente mayor, que de otra forma no se verían impactados por las actividades del Weekender”.

Mientras que el Weekender está estrictamente dedicado a la música (y dentro de ella a la que tiene un claro componente electrónico), el VillaManuela añade exposiciones de arte y rutas de tapas o de tiendas. Paco Fernández, dueño de la tienda de ropa y discos Holy Cuervo (calle de Velarde, 13) y uno de los organizadores del festival, cuenta que “desde el principio tuvimos claro que queríamos que sirviera para reivindicar la vida de Malasaña y que no podía ser solo de música, que era bonito implicar a artistas que se mueven por Madrid, y también a bares y comercios”, unos 50 en total.

Con ello en mente, y tomando como nombre el de la costurera que fue mártir del levantamiento del 2 de mayo (Manuela Malasaña), han logrado movilizar a 45 grupos emergentes —internacionales como Sean Nicholas Savage o Male Bonding, y madrileños como Terrier o Biznaga— que actuarán en salas de conciertos habituales pero también inaugurarán para la música el Museo ABC de la Ilustración. Del mismo modo, entre las exposiciones (que muestran la obra de artistas locales, sobre todo), las hay en galerías y museos, pero también en tiendas como la propia Holy Cuervo y en espacios cerrados hasta ahora al público como el taller del colectivo de artistas urbanos Nov9, situado en una antigua pescadería de la calle Noviciado.

La intención final, dice Paco Fernández, es “conseguir una buena representación de lo que se escucha, se ve y se vive en Malasaña, con los elementos habituales de un festival, pero en un recinto diferente. Si vas a un festival, vas a escuchar música, vas a comer y beber allí y te comprarás una camiseta o un disco. Y nos apetecía convertir el barrio de Malasaña en un gran recinto, el mejor posible”.