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BAM 2013

Primera noche otoñal

Propuestas de locales de corte pausado dominaron los dos escenarios del BAM

Si algo destaca en la programación del BAM este año es la unidad temática que se establece por jornada y escenario. Si en los dos primeros días había ofrecido electrónica, hip-hop y rock, en el tercero, en ese valle dominical previo a un lunes, el intimismo tomó carta de naturaleza y definido en diversos términos por medio de cuatro propuestas locales se alternó en los dos únicos escenarios en funcionamiento el domingo por la noche: Coromines y Àngels. Oso Leone y Animic mandaron en el primero, mientras que Pau Vallvé y Standstill lo hicieron en el segundo.

Quiso la casualidad que la noche, por medio de una tenue brisa y una temperatura más fresca que las dos anteriores, puntuara un ambiente que se sugería otoñal mientras técnicamente se despedía el verano. Ese tono estuvo metafóricamente presente en la actuación de Animic, a la postre sugestivos protagonistas de uno de los mejores conciertos de la noche. Más que un grupo, Animic es un estado de ánimo que lleva a sus componentes a repensarse ante la marcha de un batería. Mientras otras bandas buscarían sustituto para mantener el mismo rumbo, ellos renuevan su mirada sobre sí mismos y de resultas introducen otras variables. Su actuación en Coromines mezcló temas nuevos y antiguos tocados con la nueva musculatura del grupo, protagonista de sonidos más corpóreos y tangibles que ahora comparten protagonismo con las naturales querencias de raíz folk apacibles y calmas del grupo. Todo un caso digno de observación el de Animic.

Antes abrieron Oso Leone, una propuesta excelente de Mallorca que tira de hipnotismo, ambientación paisajística y evanescencia bien puntuadas por el juego de batería y percusión. Propuesta inteligente y sensible, falta ver si los momentos en los que el grupo se extravía en especulación esteticista serán pauta o excepción. De momento su concierto arrancó brillante y acabó dando la sensación de que los patrones tendían a repetirse con cierto ensimismamiento. Aún con todo banda a seguir y considerar por la madurez con la que presentaron su segundo disco. Por su parte Standstill fueron profetas en su tierra, tocando su ampuloso último trabajo ante la complacencia de una plaza Dels Àngels llena, y Pau Vallvé se aplicó en su pop otoñal en una noche que anunció el final del verano.

 

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