Fomento descarta ahora los carriles bus de las autovías de Burgos y Extremadura
El Gobierno socialista anunció las plataformas en la A-1 y A-5 hace ocho años
La autovía de Burgos (A-1) y la de Extremadura (A-5) se quedan sin los carriles bus prometidos por el Gobierno del Estado a los madrileños hace ocho años. Así lo ha anunciado el Ministerio de Fomento en el Boletín Oficial del Estado del pasado 9 de septiembre, donde se revoca la resolución por la que se aprobaba el proyecto de trazado de ambas infraestructuras. Detrás de la decisión, contra la que cabe interponer recurso administrativo de reposición o uno judicial contencioso administrativo, se adivina la crisis.
“El contexto económico y presupuestario desde que se aprobaron ambas iniciativas es muy diferente y, por lo tanto, las soluciones a adoptar también", explica un portavoz de Fomento. Añade que el objetivo es desarrollar en el futuro las nuevas actuaciones que sean precisas, porque el coste de las actuales era muy elevado, sin especificar a qué tipo de intervención se refieren. El portavoz del PSOE de Alcobendas, Rafael Sánchez Acera, considera que Fomento lastra tanto a los vecinos como a las múltiples empresas que tienen su sede en el municipio junto a la A-1 al eliminar la plataforma.
Los carriles bus de las dos vías de entrada a la ciudad formaban parte de un ambicioso plan presentado en marzo de 2005 por la entonces ministra de Fomento, Magdalena Álvarez (PSOE). Todas las autovías radiales de la región contarían con una plataforma exclusiva para autobuses, aseguró, y en el caso de la de A-Coruña (A-6) se prolongaría el existente (el único que hay de momento) desde Las Rozas hasta Collado-Villalba.
En total, anunció Álvarez, se construirían 200 kilómetros (100 por sentido de circulación). La autovía de Colmenar no entraba en estos planes, que, según los cálculos ministeriales, iban a beneficiar a 128 millones de usuarios que accedían a la capital en autobús cada año. Además, la medida agilizaría el transporte público y descongestionaría el tráfico de entrada y salida de la capital.
Ocho años después no se ha movido ni un gramo de asfalto para emprender las obras. Fomento explica que han tenido en cuenta las actuales circunstancias económicas y el excesivo coste de las actuaciones planificadas. Como ejemplo del cambio experimentado en Madrid en estos últimos años, ponen el punto kilométrico 11 de la A-5 en Alcorcón donde la media de coches diarios ha caído de 136.000 vehículos en 2006 a 112.000 el año pasado.
En la A-1 la plataforma proyectada comprendía siete kilómetros, del 12 al 19, en el tramo que se sitúa entre la M-40 y el municipio de San Sebastián de los Reyes. El Ministerio adjudicó los proyectos constructivos de esta carretera y de la de Barcelona (A-2), paso previo para la ejecución de las obras, en septiembre de 2005 por 1,5 millones.
El proyecto de la de Extremadura suponía una inversión de 819.919 euros e incluía junto a los carriles preferentes la remodelación de los enlaces afectados. La actuación en la autovía de Extremadura o del suroeste se extendía por 13,7 kilómetros, desde la M-40 hasta Móstoles. En 2007 el proyecto de construcción se valoraba en 132 millones cuando se sometió a información pública. Los dos carriles habían superado todos los trámites administrativos y contaban con declaraciones de impacto ambiental favorables.
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