El corredor mediterráneo y los accesos a los puertos
No podemos consentir que la desidia administrativa y la táctica política de dejarse llevar por las presiones territoriales nos deje de nuevo en la cuneta
El Gobierno de España, la Generalitat de Catalunya y la Autoridad Portuaria de Barcelona acaban de firmar un protocolo para construir y poner en servicio, lo antes posible, un nuevo acceso al puerto de Barcelona. Este proyecto será financiado, a partes iguales, por Adif y el Puerto de Barcelona. Según la ministra de Fomento, Ana Pastor, no existen problemas económicos para su implantación, y el tiempo de ejecución dependerá de razones técnicas, aunque se espera que el nuevo acceso esté en funcionamiento en 2015. En la presentación del protocolo se puso especial énfasis en la trascendencia del hecho por sus grandes repercusiones económicas.
Para la ministra, esta es una pieza fundamental del proyecto del Corredor Mediterráneo y una condición ineludible para el pleno despliegue de su potencial de desarrollo económico. Pues solo contando con la adecuada conexión entre la línea ferroviaria y los puertos es posible hacer de ellos un motor de crecimiento y cambio estructural. Dada la importancia capital del acceso entre ambas infraestructuras, su diseño e implantación no sólo debe ir en paralelo al desarrollo del corredor ferroviario, sino que es imprescindible, como contempla el protocolo, el planificar y ejecutar anticipadamente las nuevas necesidades de acceso que la expansión del tráfico requiera. Algo que necesariamente ocurrirá si el Corredor se convierte en un nuevo canal del tráfico internacional de mercancías entre Europa del centro y norte y el sudeste asiático.
Pero lo que es fundamental para el desarrollo del puerto de Barcelona lo es también para el de Valencia y los restantes puertos valencianos. Porque no hay que olvidar que el puerto de Valencia es el primero de España, el quinto de Europa y ocupa el puesto 30 en el ránking mundial, muy por delante del de Barcelona. De ahí la necesidad de prestar atención a estas cuestiones, si no queremos que activos fundamentales para el futuro desarrollo de la Comunidad, como son nuestros puertos, pierdan las ventajas competitivas, derivadas de su privilegiada localización, de la calidad de sus infraestructuras y la excelencia alcanzada en el servicio, con que hoy cuentan. Unas ventajas que mejorarán si el Corredor Mediterráneo y las necesarias conexiones con la red ferroviaria se desarrollan en tiempo y forma. Pero para conseguirlo es fundamental no solo resolver los déficit actualmente existentes, sino también crear el organismo que vele por las necesidades futuras y su pronta ejecución, como haría una empresa inteligente y bien gestionada.
El que una vez más vayamos con retraso con respecto a un directo competidor, como lo es el puerto de Barcelona, no solo pone de relieve el trato arbitrario y discriminatorio del ministerio de Fomento respecto a la Comunidad Valenciana, sino la miopía con que se actúa en ese organismo del Estado con una burocracia con escasa sensibilidad económica e imparcialidad territorial. Pero en un momento en el que nos jugamos nuestro futuro, no podemos consentir que la desidia administrativa y la táctica política de dejarse llevar por las presiones territoriales, nos deje de nuevo en la cuneta. Hay sobradas razones para exigir que los puertos de la Comunidad Valenciana reciban el mismo trato que el de Barcelona, ya que en caso contrario perderemos el tren del Corredor Mediterráneo.
Porque también los puertos de esta Comunidad tienen problemas de acceso a la red ferroviaria, que de no resolverse en tiempo y forma no sólo les harán perder competitividad respecto a Barcelona, sino que afectarán a la competitividad de nuestra economía como un todo. Esto es aún más importante en un contexto de creciente importancia de los puertos y el ferrocarril en el tráfico de mercancías debido al rápido avance de la internacionalización, la multimodalidad y la lucha contra el cambio climático.
El estado de las conexiones entre la red ferroviaria y los puertos valenciano es dispar, si bien las diferencias más notables se aprecian en el conglomerado portuario más importante, que es el que depende de la Autoridad Portuaria de Valencia. Mientras la conexión ferroviaria con la infraestructura portuaria de Valencia-ciudad evoluciona de manera adecuada, en tiempo y forma, el problema se sitúa especialmente en los accesos ferroviarios al puerto de Sagunto, un pilar básico del sistema portuario valenciano y una puerta de entrada y salida de mercancías fundamentales para el tejido productivo valenciano y nacional. También los puertos de Alicante y Castellón merecen una mayor atención, pensando tanto en los tiempos y necesidades actuales, como en las futuras.
El puerto de Sagunto es un vehículo fundamental de conexión con la economía internacional de muchas actividades valencianas, como la automoción, materiales de construcción o agroalimentaria, y nacionales, como la industria de la automoción de Aragón. Pero su problema fundamental es que no tiene resueltos los accesos con el sistema ferroviario, tanto nacional como internacional. Dada su función crítica y enorme potencial de desarrollo, constituye un imperativo moral y estratégico el implantar de inmediato un protocolo similar al que se acaba de establecer para el puerto de Barcelona. El ministerio de Fomento, la Consejería de Infraestructuras y la Autoridad Portuaria de Valencia, que tiene la gestión de esta infraestructura, deben ponerse manos a la obra para acordar un protocolo, en tiempo récord, que contemple las infraestructuras a ejecutar, su financiación y los mecanismos de planificación de acciones futuras. Bien entendido que, los accesos, por desarrollar del puerto de Sagunto, deben permitir, al igual que los de Barcelona, el tráfico de mercancías en ancho europeo, ibérico y métrico, conformando un sistema polivalente y adaptado a la diversidad de espacios a los que debe servir un puerto internacional. Y este esquema debe extenderse a todo el sistema portuario valenciano.
Desde Pro-AVE no aspiramos a conseguir privilegios del gobierno de Madrid, simplemente un trato equitativo, que desgraciadamente no hemos recibido hasta ahora. La firma del protocolo para los accesos del puerto de Barcelona es una nueva muestra de este trato discriminatorio. Esperamos de la ecuanimidad y rigor de Ana Pastor que debe trasladar sin tardanza el sistema aplicado al puerto de Barcelona a los puertos valencianos y, en especial, por su relevancia y lamentables accesos, al de Sagunto.
De lo contrario tendrá a la sociedad valenciana enfrente, en defensa de nuestro futuro, porque el desarrollo de los puertos, sus accesos y la conexión con Europa en ancho europeo para el tráfico fluido de mercancías, resultan decisivos.
Federico Félix Real es presidente de la Fundación Pro-AVE
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