Díaz se estrena con la promesa de ser “implacable contra la corrupción”
La candidata a la presidencia de la Junta pide al PSOE recuperar la calle
Comenzó su andadura en las elecciones primarias, en las que finalmente no hubo urnas, abarrontando de militantes todos los aforos que pisó y un mensaje: hay que abrir un nuevo tiempo. Este camino lo cerró este jueves en un hotel de Sevilla de la misma manera, en una sala donde no cabía nadie más y donde fue designada por aclamación y entre largos aplausos candidata socialista a la presidencia de la Junta por el comité director del PSOE.
Susana Díaz Pacheco (Sevilla, 1974) se estrenó no lo solo como futura presidenta andaluza sino también como la líder del PSOE aunque aún resta convocar un congreso que será más pronto que tarde para lucir los galones de secretaria general. En un partido y un Gobierno que lleva dos años envuelto política y judicialmente por el fraude de los ERE, Díaz prometió: “Han dicho de mí que soy implacable. Yo no me veo así, pero os voy a decir en qué voy a ser implacable: en la lucha contra la corrupción, en la ejemplaridad política y la honestidad”.
Probablemente este mensaje se concrete en algo más cuando la próxima semana afronte en el Parlamento su investidura como presidenta de la Junta, pero ayer no era el día de desvelar detalles, sino de marcar algunas pinceladas de lo que pretende hacer en su próxima etapa.
El Partido Popular no va cejar en su empeño de ligar a Díaz con el fraude en el pago de los expedientes de regulación de empleo, como ya han dicho sus dirigentes. Pero la candidata a la presidencia de la Junta también va a hacer todo lo posible para que el recorrido de este caso no le roce ni el calcetín. Ella no formó parte de ningún Ejecutivo que investiga el juzgado ni tampoco quiere en la Junta a nadie que haya sido salpicado por este caso, ni ningún otro del pasado, aunque no haya una resolución judicial en firme. El tamaño del dique de contención se verá cuando forme Gobierno una vez que haya tomado posesión el próximo 7 de septiembre.
Griñán cedió todo el protagonismo a la nueva líder del PSOE andaluz
El día de su renuncia oficial, el pasado martes, José Antonio Griñán le desbrozó el camino para que esta intención se abra paso. En su última versión de por qué dejaba el cargo, el aún presidente en funciones puso sobre todo el acento en la necesidad de evitar más “erosión” a la Junta de Andalucía por los ERE. Díaz se lo agradeció ayer públicamente, aunque muchos en el PSOE siguen sin entender el giro argumental de Griñán. El secretario general del PSOE andaluz, que llegó al hotel con su número dos, Mario Jiménez, no quiso ayer ningún protagonismo para él. Se lo cedió todo a Susana Díaz y dejó que fuera Jiménez el que explicara la propuesta de la ejecutiva de designarla como candidata a la presidencia. Griñán sí recibió el afecto de los suyos por propiciar un relevo “generacional y de género”, en palabras del vicesecretario, que empleó la palabra cambio en más de una veintena de ocasiones. Según él, es la capacidad de transformación del PSOE lo que ha permitido a este partido permanecer 31 años seguidos en el poder en Andalucía.
Díaz no dedicó ni una frase a cuestiones internas, sino que pespunteó algunas tareas para que el PSOE “vuelva a ser el partido que represente a la mayoría social”. Pidió políticos a “pie de calle” que no reclamen paciencia a los ciudadanos sino que den confianza.
Acostumbrados a las intervenciones de Griñán cargadas de reflexiones económicas, Díaz aseguró que no venía para hacer solo una política de resistencia sino para “cambiar las cosas” sin recortar derechos ni rebajar salarios. Defendió un acuerdo por el empleo y otro contra la exclusión social, del que tampoco dio más detalles.
Díaz se agarró también a dos elementos clave de todos los presidentes socialistas: la lucha contra la desigualdad y la defensa de Andalucía, “desde la calle, con movilizaciones” y también desde los tribunales, dijo.
Aunque apenas hubo críticas a sus adversarios del PP, la futura presidenta reprochó a Rajoy el haber “cerrado los ojos” ante “el separatismo nacionalista catalán” y el “resucitar” un modelo centralista. “Cualquiera de los dos sería un desastre”, opinó Díaz, quien aseguró que es “responsabilidad” de los socialistas andaluces el atajar ambas cuestiones.
La candidata también hizo suya la bandera de Griñán de abogar por la reforma de la Constitución —“no como en agosto de 2011, donde nos equivocamos”, insistió— para “garantizar los derechos haya o no haya crisis”.
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