Olor, gusto y sabor a teatro
La actriz, que acaba de estrenar ‘Desclasificados’ en el Bellas Artes, recuerda los parques en los que aprendió a ser mamá y hace una parada para comer en sus restaurantes de referencia
1. Edificio de Plus Ultra. Para mí es mucho más que un edificio, ya que representa a mi abuelo, Antonio Borrachero Casas. Llegó de Badajoz con un saco de trigo y terminó siendo el subdirector de esta compañía y presidente del equipo de fútbol Plus Ultra. Yo no lo conocí, pero mis padres me inculcaron los principios que él seguía a rajatabla, sobre todo el valor del trabajo y el esfuerzo por ser cada día mejor persona. Suena naif, pero es la pura verdad (Plaza de las Cortes, 8).
2. Calle del Maestro Chapí. Fue donde viví toda mi infancia. Es una vía muy pequeña, pero allí fui muy feliz. Siempre que puedo me la paseo, la miro y mi siento bien. Prácticamente no ha cambiado en todos estos años.
3. Restaurante Salvador. Es un lugar de los de toda la vida. Sirven comida maravillosa y los dueños son como una familia. Allí me siento como en casa porque mis padres siempre me llevaban cuando era más pequeña. Es muy taurino y su sopa de pescado está buenísima (Barbieri, 12).
De tablas, cine y televisión
Alicia Borrachero (Madrid, 1968) vuelve a ser una periodista en la obra Desclasificados. Ahora se sube a las tablas del Bellas Artes, pero antes de eso trabajó en los estudios de Hollywood y en series como Hospital central, Periodistas o Crematorio.
4. Restaurante Sacha. Es de mi amigo Sacha, aunque yo conocí el restaurante antes de conocerlo a él. Es el sitio perfecto para darse un homenaje. La comida es espectacular, el ambiente muy tranquilo y la luz perfecta. Mi plato preferido es la raya a la mantequilla, que no se puede describir con palabras, ¡hay que probarlo! (Juan Hurtado de Mendoza, 11).
5. Plaza Isabel II. Yo la conozco como la plaza de la ópera. Me gusta todo lo que hay en ella y, es más, me gustaría vivir ahí. El teatro Real la preside, histórico, hermoso y bien conservado. Era mi zona cuando estudiaba piano en el Real Conservatorio de Madrid. Yo debería haber sido pianista, pero ese no era mi destino.
6. El Retiro. Todos los madrileños lo conocen, aunque yo no lo frecuenté hasta que fui madre. Tengo muy buenos recuerdos de mi hijo correteando por el parque. Ahora ya es más mayor, pero yo sigo yendo a hacer jogging todas las mañanas.
7. Teatro María Guerrero. Está lleno de historia, de belleza. No he tenido la oportunidad de actuar en sus tablas, pero me encantaría hacerlo. Es un lugar que me deja con la boca abierta. Está vivo y eso se nota al entrar. Tiene olor, gusto y sabor a teatro (Tamayo y Baus, 4).
8. Museo del Prado. Siempre pienso que tendría que ir más. Es un lugar emblemático. Cuando paso cerca del edificio pienso en la importancia del arte y lo necesario que es que todos luchemos para que continúe vivo. Reconozco que no entiendo de pintura, pero precisamente esa ignorancia es lo que me genera interés. Es un lujo tenerlo cerca (Paseo del Prado, s/n).
9. El parque de la Villa de París. Es donde he aprendido a ser mamá de parque. Vivo cerca y era al que más llevaba a mi hijo, que ahora tiene siete años. Es un sitio lleno de recuerdos. Va más allá del lugar. Simplemente, lo quiero (Plaza Villa de París).
10. Jardines de Sabatini. Los descubrí hace siete años. Sabía que existían, claro, pero no los había visitado nunca, hasta que unos amigos me los descubrieron. Me quedé impresionada al llegar y pasearlos. Es un parque al que hay que ir, sobre todo, en verano. La programación cultural es estupenda y de lo más variada. Lo recomiendo muchísimo (Bailén, 2)
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