Dos más uno no suman tres
‘Uno de los Nuestros', con Loquillo, Ariel Rot y Leiva, pasa sin algarabía por el Pueblo Español
Tiene algo extraño el Pueblo Español de Barcelona. Es un lugar hermoso para estar, pero a la vez impone la falsedad Elmyr de Hory de su alma de atracción de feria, haciendo que el truco se manifieste casi por encima de todo lo demás. El truco. Eso es lo que no salió bien el pasado miércoles en una de las noches de verano dedicadas al rock en ese espacio que sólo los turistas más despistados ven como genuino. El truco no era el ayuntamiento de Valderrobles, una reproducción más en ese mundo de imitaciones, sino creer que la suma de tres estrellas del rock daría como resultado aumentar el público que cada una de ellas tiene. No fue así, y sumar Ariel Rot, Leiva y Loquillo en el espectáculo Uno de los nuestrosdio como resultado Loquillo, más Padrino que nunca. Como decía un promotor en la plaza, “en este mundo uno más uno más uno no da tres, sino en ocasiones, uno”. Matemática musical.
Más matemática, y ésta de la fácil. Piénsese en los 40 euros de la entrada. Súmese, y esto si es matemática convencional, el precio de las cervezas a consumir en tres horas —recuérdese que el público era rockero—, sugiérase la necesidad de comer algún bocadillo y el resultado será una cifra elevada. ¿Y quién puede hoy pagar cifras elevadas por un espectáculo? Búsquese la respuesta en el festival de Perelada, por ejemplo, y no en un Pueblo Español que se quiere llenar con público rockero. Quizá todo eso esté en la base de un hecho histórico: Loquillo no llenó en su ciudad. ¿Razones artísticas? No, más bien de matemática artística. Ciencia compleja.
Pero con o sin ciencia el público disfrutó. Con amplias campas por las que trotar, los Hells Angels cabalgaban sin sus ruidosas motos Cromagnon, las parejas más entradas en años recordaban cómo eran cuando Cadillac Solitario era una novedad tan reciente como su amor y los propietarios de las entradas Vip Lounge Extra Super Class First, o algo así que diría Forges, disfrutaban de un lugar privilegiado que resultaba innecesario habida cuenta la falta de multitudes. Al trapo: Rot se mostró elegante; Leiva, callejero y Loquillo, dominador regalando piezas que hacía tiempo no tocaba, tipo Carne para Linda o La mataré. Sin novedad en el rock. El verano más infausto para la música nacional vio pasar una noche que acabó familiar, recordando a Burning y a aquella chica que quizás faltó en un lugar como ese. Como muchas.
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