Valencia retira el vallado de la Marina para facilitar la instalación de negocios

El secretario de Estado de Administraciones Públicas, Antonio Beteta, ya le trasladó en noviembre pasado a la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, que no habría un céntimo más del Gobierno para invertir en la Marina Real. A partir de entonces, esta dársena que la regidora describe como el puerto urbano con más gancho del Mediterráneo depende para sobrevivir de su capacidad para generar ingresos.

Y para mejorar su comercialización —tiene en cartera la licitación de varios espacios para ocio y otros usos— era preciso hacerla accesible al público. El problema es el tiempo que las autoridades han tardado en dar este paso, más de tres años desde la última regata en febrero de 2010.

Este lunes, el Consorcio Valencia 2007, gestor de la Marina, inició el derribo de los 330 metros de vallado que impide el paso desde el paseo marítimo y las playas urbanas. Detrás de esta decisión está la necesidad de hacer la dársena más accesible al público para que éste transite sin obstáculos y los negocios —la mayoría de ocio, que saldrán pronto a licitación— sean atractivos y rentables.

La dársena necesita ingresos para salir adelante y hace años que solo obtiene fondos del alquiler de algunos amarres y la organización de unos cuantos eventos en su explanada.

El Consorcio tiene pendiente la devolución de un crédito al ICO de 310 millones de euros por las obras ejecutadas para que la Copa del América pudiera celebrarse en Valencia el año 2007. Si la última competición fue tres años después, la dársena ha estado prácticamente paralizada desde entonces. Ahora ingresa unos 6 millones de euros anuales cuando necesita 16.

Barberá culpa de todos estos retrasos al Gobierno español que entonces presidía el PSOE pero lo cierto es que la única de las tres Administraciones públicas que integran el Consorcio que cumplió con las aportaciones dinerarias fue la de José Luis Rodríguez Zapatero. Solo cuando el PP ocupó la Moncloa, la Generalitat y el Ayuntamiento de Valencia accedieron a desembolsar el dinero comprometido en 2003.

Barberá y el director del Consorcio, Pablo Landecho, asistieron este lunes al derribo de la valla y anunciaron más acciones para mejorar la Marina. La mayoría de bajo coste dado lo corto que anda el Consorcio de ingresos. Un bus lanzadera enlazará por dos euros la Ciutat de les Arts i les Ciències con la Marina Real.

La valla se retira desde el inicio de la rampa que lleva a la escollera —los pescadores aprovecharon para pedir al Consistorio que les devuelva la zona de pesca de la que disponían antes de la Copa— hasta el inicio del Paseo Marítimo. Una escalera comunicará la arena con la Marina y se quitarán algunos “trastos” (bolardos, respiraderos y otros elementos) que entorpecen el paso.

En una segunda fase se retirará el vallado restante que rodea la Marina y la apertura frontal de las bases del norte de la Copa —desde Alinghi hasta Luna Rossa— para facilitar el paseo o la práctica de deportes. La Federación de Asociaciones de Vecinos de Valencia ha reivindicado el uso ciudadano de la dársena.

El Consorcio licitará el Tinglado 2, espacio que necesita una profunda rehabilitación, donde se ha previsto un mercado gourmet. Además, se licitarán una de las bases, el varadero, un club de playa.