Tokio vende músculo económico y Estambul diversidad y desarrollo
La capital japonesa está lastrada por el riesgo de terremotos y los altos precios de los hoteles El COI plantea numerosas reticencias a la candidatura turca, entre ellas la falta de seguridad
La comisión de evaluación que visitó Tokio (del 4 al 7 de marzo), Madrid (del 18 al 21) y Estambul (del 24 al 27), y cuyo dictamen, conocido hoy, servirá de guía al Comité Olímpico Internacional para decidir el próximo 7 de septiembre quién organiza los Juegos de 2020, incluye en su informe una advertencia a las dos rivales de la capital española: no ofrezcan más de lo que se les pide, aunque algunos se lo pidan.
“La comisión ha observado la tendencia creciente de las ciudades a ir más allá de los requerimientos del COI. Aunque eso puede atraer a cierto tipo de clientes o resultar agradable de tener, implica inevitablemente costes adicionales. El COI ha recalcado su esfuerzo en hacer manejable el coste, tamaño y complejidad de los Juegos”, explica el informe, que achaca algunas de estas promesas adicionales “a la petición de miembros del COI a las ciudades candidatas de que ofrezcan más de lo que es estrictamente necesario”. “Es un tema que el movimiento olímpico deberá abordar” por el interés del proceso de selección y de la sostenibilidad de los Juegos, añade el informe.
Estambul, recalca la comisión, hace “varias referencias a un fondo de innovación de 250 millones de dólares para proyectos elegidos por el COI”, y menciona además becas y otros programas adicionales. La comisión no le ha pedido a la ciudad turca que retire ese fondo, sino que lo vincule en su documentación al legado olímpico. Tokio se comprometió por su parte a cubrir los gastos de fletes de los comités olímpicos nacionales. El COI ha pedido a ambos que no vuelvan a mencionar estas iniciativas, y considera el tema resuelto.
Este es el análisis del informe de evaluación sobre ambas candidaturas:
El concepto de Juegos Olímpicos. “Estambul aspira a poner en valor a Turquía y fomentar el conocimiento e integración global siendo el primer país musulmán secular en organizar unos Juegos”, mantiene el COI. La cita se celebraría del 7 al 23 de agosto porque son los días más secos del año y el periodo vacacional. La candidatura turca intenta resaltar los hitos geográficos y culturales de una ciudad “a caballo entre dos continentes, de forma que las competiciones tendrían lugar en Europa y Asia”. Eso juega sin embargo en su contra porque la cita se esparciría por toda la ciudad, “alargando los tiempos de desplazamiento” y proyectando “retos operativos potenciales”.
Tokio busca “promover el espíritu nacional, la confianza y la unidad de los japoneses, ofreciéndoles esperanza, en particular tras el terremoto y maremoto de marzo de 2011”. Los Juegos serían del 24 de julio al 9 de agosto, también por motivos climáticos y vacacionales. Tokio ofrece una candidatura “compacta”, con todas las sedes en la ciudad y la mayoría de ellas en el centro urbano. “Con uno de los sistemas de transporte más modernos y eficientes del mundo, la mayoría de grupos disfrutaría de trayectos cortos”, explica la comisión. El COI resalta en el caso de la capital japonesa el llamamiento a “sumar al país” al sueño olímpico, que también hace con Madrid y Estambul en menor medida.
Instalaciones deportivas. Estambul “combina el buen uso de instalaciones ya existentes con la necesidad de otras nuevas para satisfacer a la creciente población de la ciudad, garantizando así un legado duradero”. Propone usar 38 instalaciones repartidas por cuatro zonas y siete nodos, que según la candidatura distan a lo sumo en 35 minutos, aunque la comisión considera esta cifra “optimista” y “podría verse incrementada”. Estambul necesitaría construir 21 instalaciones permanentes y seis temporales, y hacer obras en cinco de las 11 ya existentes. “Dado el significativo alcance de las labores de construcción, sería extremadamente importante un proceso de control para asegurar que se terminen todas las instalaciones a tiempo”, concluye la comisión.
Tokio propone usar 36 instalaciones, de las que 15 ya existen (dos requerirían de obras, el resto está en un estado “excelente”), 10 serían temporales y nueve habría que construirlas. La comisión asegura que la candidatura tiene fuerza financiera para este “importante programa de obras”, merced a un fondo de 4.500 millones de dólares. Todo estaría terminado en mayo de 2019. Eso sí, la comisión detecta algunos problemas de capacidad en el nodo principal y en tres de las instalaciones heredadas de los Juegos de 1964.
Alojamiento. En el caso de Estambul, la comisión destaca que en un radio de 10 kilómetros alrededor del centro “hay sólo 16.000 habitaciones”, a las que se suman 29.000 en un radio de 50 kilómetros y un millar más en las subsedes. “Es un plan de alojamiento bastante diseminado”, concluye la comisión. Los precios de las habitaciones oscilarían entre 253 y 1.154 dólares, aunque podrían incrementarse porque, al contrario que Madrid y Tokio, Estambul no asegura la cifra en dólares sino en euros.
Tokio cuenta con 140.000 habitaciones de hotel en un radio de 50 kilómetros alrededor del centro, de las que 37.000 están a menos de 10 kilómetros. Los precios oscilan entre 209 y 1.634 dólares, lo que provoca “preocupación” en la comisión por ser caros.
Transporte. “El fuerte programa de inversiones para incrementar la capacidad y rendimiento debería producir una red de transporte mejorada capaz de satisfacer la demanda durante los Juegos. Sin embargo, debido al crecimiento estimado del tráfico, la comisión cree que el riesgo de atascos durante la cita sigue siendo alto”, asegura el COI sobre Estambul.
La comisión alaba la red de transporte de Tokio, que no requeriría de infraestructuras adicionales pero seguirá mejorando gane o no esta ciudad los Juegos. “Dada la naturaleza compacta de la candidatura y la fortaleza de la red de transporte, todos los grupos tendrían tiempos de trayecto razonables”, añade.
Medio Ambiente. “Estambul y Turquía están en un estado temprano de desarrollo en cuanto a sostenibilidad, y el proyecto de 2020 podría ser un importante vehículo para establecer nuevos estándares. Los Juegos podrían acelerar las prácticas sostenibles en el sector de la construcción, gestión de eventos y turismo de todo el país. Al mismo tiempo, el programa de la candidatura es ambiguo y muchas de las medidas propuestas no han sido probadas en este contexto”, asegura el COI.
Como en el caso de Madrid, la comisión duda de que Tokio pueda cumplir su promesa de unos Juegos con cero emisiones de dióxido de carbono, pero alaba en general la conciencia medioambiental de la candidatura.
Seguridad. “La actividades del PKK han amenazado la seguridad turca en el pasado. Inmediatamente después de la visita de la comisión, el líder del PKK hizo un llamamiento al desarme. Esto representaría una mejora importante de la situación”, asegura el COI. “Turquía comparte frontera con Siria, lo que ha ocasionado la llegada de miles de refugiados que huyen de la guerra civil. El conflicto sirio presenta riesgos de seguridad, aunque los mayores efectos parecen ser sobre el sureste del país”, añade. “Turquía está en una región de actividad sísmica”, concluye la comisión, que sin embargo “considera que las propuestas de la candidatura son adecuadas para celebrar unos Juegos seguros”.
Respecto a Tokio, asegura: “Japón está en una zona de terremotos y ha adoptado importantes medidas en cuanto a la construcción de edificios. Después del seísmo y maremoto de 2011, se han realizado numerosos estudios y simulaciones para evaluar riesgos futuros en la bahía de Tokio que muestran que su forma y topografía reduce notablemente el riesgo de maremotos. Sin embargo, se están implementando medidas de seguridad necesarias como diques y rompeolas”.
Apoyo institucional. Turquía tiene desde 1992 una Ley Olímpica “de características únicas en el mundo”, que fue remozada en 2011 y facilita la organización de los Juegos. Sin embargo, la comisión recalca, como en el caso de Madrid, que “sería importante asegurar una intensa cooperación y coordinación” de todas las partes implicadas en la organización de los Juegos. Idéntica advertencia se hace a Tokio. La candidatura turca cuenta con un 83% de apoyo en la ciudad y un 76% en el resto del país. Tokio 2020 tiene un 70% en la ciudad y un 67% en el resto del país
Finanzas. La comisión “cree que la economía turca sería capaz de sostener el desarrollo de la infraestructura necesaria para los Juegos”. Además, considera que la estimación de ingresos por patrocinios locales, por debajo de Londres 2012, no sólo es posible sino “conservadora”. Estambul debería invertir 16.800 millones de dólares en los Juegos, la mitad (9.760 millones) en carreteras y líneas de ferrocarril. Para instalaciones deportivas harían falta 2.900 millones. La mayor parte de este dinero (15.000 millones) será público.
Respecto a Tokio, el COI destaca que es la tercera economía mundial y creció a un ritmo del 2% en 2012. “La comisión confía en que la economía japonesa sería capaz de financiar el desarrollo de infraestructuras necesario para los Juegos”, asegura el COI. La capital japonesa necesitaría invertir 4.380 millones de dólares, la mayoría (3.060 millones) en sedes deportivas. El Ayuntamiento ha reservado un fondo de 4.500 millones en metálico para estas obras, “cuya existencia reduce significativamente los riesgos inherentes normalmente al cumplimiento por parte del Gobierno”. Además, este dinero, que se reservó para la candidatura de 2016 y luego se mantuvo, podría usarse para otros gastos olímpicos diferentes a la construcción de infraestructuras. Tokio no precisa de inversiones adicionales en transportes, hoteles, aeropuertos, infraestructuras eléctricas o de seguridad.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.