Dos miradas sobre las palabras

Hay palabras mayores y menores. Las hay tan menores que reunidas en un millar no valen lo que una imagen. Las palabras mayores, como recuerda Quico Cadaval, eran en la cultura barroca aquellas que justificaban un duelo y ponían en peligro la vida del que las había pronunciado u oído. “Pero han sido humilladas, pervertidas, torturadas en algún rincón oscuro hasta que la madre naturaleza ni la reconoce. El ejemplo más luminoso de este atropello es la palabra libertad. O igualdad, tierra, trabajo”, dice Cadaval en el prólogo del libro Palabras (Bulubú, 2013)¸ de Xaquín Marín y Gabriel Tizón. Ellos decidieron darles a esas palabras “la oportunidad de limpiarse la baba de los discursos y la mugre de los mercados de palabras”.

Palabras es la visión del clásico del humor gráfico gallego Xaquín Marín, y de Gabriel Tizón, uno de los reporteros gráficos de referencia en Galicia, de quince conceptos: Amor, Capitalismo, Cultura, Emigración, Guerra e paz, Humor, Idea, Igualdade, Misterio, Relixión, Saúde, Terra, Traballo, Xustiza. “Las escogimos entre los dos, hicimos una lista y la fuimos puliendo”, afirma Marín. “Siempre quedan palabras fuera. Buscamos las más atemporales y las más inclusivas posibles. Desechamos por ejemplo “educación” porque ya estaba ‘cultura’”, justifica Gabriel Tizón el criterio de selección. Bastantes debieron de quedar fuera, pero como si no quisieran herir los sentimientos de las desechadas, ninguno de los dos autores se acuerda de ninguna. La iniciativa partió de Tizón –“me pareció interesante invertir el proceso habitual, y crear las imágenes basándonos en las palabras”- y escogió a Marín como cómplice. “Ya había colaborado con él hace diez años en una muestra en el Museo do Humor de Fene, y siempre me pareció que con sus dibujos hacía unas excelentes fotografías”. Xaquín Marín, que precisamente inició su dilatada trayectoria artística con un proyecto a medias, el álbum pionero del cómic gallego 2 Viaxes (Brais Pinto, 1975), con Reimundo Patiño, asegura haberse sentido “comodísimo con el trabajo. Por una parte, porque hago lo que medianamente sé hacer, y por otra, porque si no tienes muchas pretensiones de volar solo, a lo mejor con otra pareja tropezaba, pero con Gabriel fue cómodo”.

En la comodidad quizá también influyó la libertad –con perdón- a la hora de afrontar el tema, porque cada uno desconocía la interpretación que haría el otro de cada concepto. De los quince, solamente han tenido una resolución similar para ese, “libertad”, o más bien para su ausencia: un hombre que recibe los rayos del sol a través de las rejas, en la foto de Tizón, y una mano que hace volar a través de un ventanuco enrejado un avión de papel con rótulo “liberdade”, en el caso del dibujo de Marín, que poco después vio una ilustración muy similar en una publicación iraní, “pero el avión era de papel de periódico”. “Muchos de los temas ya los había tratado. El de la emigración era inmediato, pero los interpreté de una forma nueva. La palabra más complicada era ‘misterio’”, dice el dibujante. Aunque ambos comparten una visión sarcástica de la vida, o por lo menos de 15 de sus palabras mayores, Xaquín Marín tiene, en general, una visión más descarnada que su compañero de libro. Literalmente, en el caso de “amor”, en el que un guerrero que se ha despojado de su armadura ofrece un corazón sangrante, mientras Tizón retrata a dos ancianos haciendo manitas bajo una fotografía de desnudos. “Trabajo” lo representan con dos imágenes muy propias del Ferrol en el que ambos nacieron con 30 años justos de diferencia, Marín con una máquina enorme que engulle obreros y los convierte en tornillos y Tizón con una manifestación de los trabajadores del naval.

Para ver diferencias y similitudes, las 15 palabras y las 30 imágenes ampliadas se pueden ver en el Castelo de Santa Cruz de Oleiros, y después serán expuestas el parque José Martí.