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“Es más importante vivir con dignidad que tener una piscina más”

La dirigente ha celebrado su 23 semana ciudadana con un veto del Gobierno a la verbena La organizan desde hace 20 años por la noche de San Juan

Cristina Vázquez
María José Broseta.
María José Broseta.JOSÉ JORDÁN

La Federación de Asociaciones de Vecinos de Valencia ha celebrado su 23 semana ciudadana con el veto del Gobierno a la verbena que organizan desde hace 20 años la noche de San Juan. María José Broseta, presidenta de la organización desde 2007, guarda la compostura y se muestra comedida. “Veremos si un día después todos somos iguales”, afirma.

Pregunta. ¿Qué reivindica el movimiento vecinal?

Respuesta. En muchas ocasiones, hablamos a la ligera de lo que la ciudadanía quiere. Nosotros estamos a pie de calle y lo que queremos para nuestros barrios es avanzar en derechos y por desgracia en este momento estamos retrocediendo. Retrocedemos en aspectos básicos de primera necesidad que nos han costado muchísimo: la igualdad de género, el derecho a una vivienda o en servicios públicos, donde vamos hacia atrás a pasos agigantados. Es muy triste lo que estamos viendo en nuestros barrios, un tema básico como es poder comer… Las asociaciones tenemos que pasar de reivindicar inversiones a pedir que se cubran esas necesidades. Eso no significa que hayamos perdido nuestra faceta reivindicativa, pero lo que necesitamos es que se cuide lo que tenemos. Para esta federación es más importante que los vecinos que tenemos al lado vivan dignamente que tener una piscina más.

P. ¿Y las administraciones públicas colaboran o se encuentran con un frontón?

R. Se han enrocado en el tema de que no hay dinero. Y no es cuestión de grandes cantidades. Dinero que, por cierto, sí hay para otras cosas.

P. ¿Qué quitaría?

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R. Determinados gastos como los eventos que todavía se proyectan. En la Comunidad Valenciana estamos muy influenciados porque nuestro único tejido productivo es el turismo y creo que así es imposible. Está bien la Ciudad de las Artes y las Ciencias, pero es una pena que se hayan hecho piscinas y polideportivos, que se han dado a empresas privadas en concesión y cuando no han dado los beneficios esperados, hayan dejado a los vecinos sin servicio. Creo que hay que obligarles a mantenerlas. El empleo en Valencia no está bien tampoco. Hay barrios en los que la mayoría de personas están en paro, así que cómo se van a preocupar de otras cosas del barrio. Su prioridad es no desesperarse y buscar trabajo. Hay que hacer un esfuerzo de imaginación para suplir la falta de dinero.

 Está bien la Ciudad de las Artes y las Ciencias, pero es una pena que se hayan hecho piscinas y polideportivos, que se han dado a empresas privadas en concesión y cuando no han dado los beneficios esperados, hayan dejado a los vecinos sin servicio.

P. ¿Cómo está el diálogo entre la Federación de Vecinos y el Ayuntamiento de Valencia?

R. Nuestra relación es cordial, pero en muchas ocasiones nuestras propuestas e ideas se malentienden y se ven más como una crítica. El diálogo es fluido, nos escuchan, pero la cosa se queda ahí. Nosotros seguiremos expresando con toda la educación del mundo las reivindicaciones del movimiento vecinal.

P. La cesión de la dársena se pidió para uso ciudadano. Y se le está dando muchos usos, pero no exactamente de carácter cívico. Para comenzar parece que las bases efímeras de la Copa del América no se desmontan…

R. De momento, no nos han comunicado nada [después de esta entrevista el director del Consorcio Valencia 2007, Pablo Landecho, les ha ofrecido un encuentro]. La zona sur de la ciudad (Natzaret, Pinedo…) es muy importante para el movimiento vecinal. Creemos que hay zonas que se pueden rehabilitar y ser de uso vecinal para Natzaret. No nos han dicho nada pero vamos a seguir reivindicando que la dársena sea de uso ciudadano. La dársena lo mismo que el Riu Verd o El Saler tiene que ser de uso ciudadano. Nos tienen que dar participación, no queremos que se limiten a presentarnos un documento hecho al que solo podamos alegar.

P. Y dentro de la cacareada vocación ciudadana de la dársena, ¿no le parece curioso que no les autoricen una verbena a los vecinos?

R. Desde hace dos o tres años hemos tenido que justificar lo injustificable porque parece que el problema está en que Madrid no entendía la verbena de San Juan. No entendían por qué íbamos a la playa. El ministerio siempre nos ha puesto pegas, cada vez nos ha pedido más cosas y se las hemos enviado. El año pasado decidimos suspenderla por la F-1 y lo entendimos. Nos aseguraron que este año se tramitaría la autorización con más tiempo y mira por dónde este año presentamos la documentación en febrero; en marzo nos pidieron más, la completamos y no tuvimos más noticias hasta que nos denegaron el permiso. Costas nos pedía un aval. Pues bien, tienen el aval del Ayuntamiento. Las ordenanzas municipales contemplan las excepciones que hay en relación con determinadas fiestas y verán que el Consistorio establece como excepciones autorizables la verbena de San Juan. Ahí tienen el aval.

Yo entiendo que los hosteleros de la ciudad tienen sus negocios, pero cuando se hace un evento como la fórmula 1, no puede tener uno solo beneficios y el resto solo pérdidas.

P. Sin embargo, hay otros eventos musicales en la costa que, al parecer, si se han celebrado.

R. Somos gente seria, no podemos tener a todo el personal que montaba y participaba en la verbena en vilo. Un día que sí y al siguiente que no. De todos modos, no se comprende que nos apliquen una ley que entra en vigor el 5 de junio, cuando la resolución denegándola es del 22 de mayo. Ahora que ha pasado San Juan, veremos si todos somos iguales o no. Si nos tratan a todos por igual.

P. Del Gran Premio de fórmula 1 se habla de alternarlo con Cataluña e incluso de que desaparezca. Ustedes pedían a los organizadores compensaciones por las molestias a los vecinos. ¿Qué les parece?

R. Pues muchos vecinos de Valencia que lo consideramos un gran gasto no estaríamos muy tristes si desaparece o se alterna. Yo entiendo que los hosteleros de la ciudad tienen sus negocios, pero cuando se hace un evento como la fórmula 1, no puede tener uno solo beneficios y el resto solo pérdidas. Hay que ver si ese evento es eficaz para toda la ciudad.

P. Hace un año pedían que se abrieran los edificios del Plan E acabados. ¿Les han hecho caso?

R. La mayoría, no todos, se han abierto. En Benimaclet se abrió Jubiocio, aunque está a medio gas, el centro social de Patraix se ha abierto... Pero lo que nos preocupa es que se mantengan. Lo mismo que ha aumentado el número de jardines en la capital, pero queremos además que se cuiden y se conserven.

P. ¿Cómo notan los recortes presupuestarios?

R. Los recortes de gasto se ven en la limpieza, en los contenedores que no se limpian lo suficiente y huelen, árboles que no se podan. Era una gozada haber conseguido reivindicaciones en los barrios que ahora están en el aire.

P. ¿Qué haría con los barrios a medio acabar del Plan General de 1988?

R. Si en esos PAI, hay parcelas cedidas para dotaciones públicas, lo que pediría es que se puedan utilizar. Por ejemplo, en uno de los PAI de Benicalap hay unos huertos urbanos que funcionan muy bien. Los mayores se distraen y los niños de los colegios de alrededor saben de dónde vienen las zanahorias o las alcachofas.

P. ¿Han avanzado algo sobre el Parque Central?

R. Hay dos asociaciones con las que estamos trabajando, Russafa y Malilla, porque son los barrios donde hay visos de que se pueda hacer el parque. Ahí se tendrá que ver no solo que el proyecto de Gustafson es bonito. Resulta que la zona de Russafa necesita que en esas naves rehabilitadas se pongan servicios para el barrio que no tienen. No estamos porque sean grandes cosas y zonas de esparcimiento. Que la gente pueda pasear, sentarse, tomar el sol, si en este momento no se puede llegar a este macroparque que sean parques dignos e instalaciones dignas con los medios de que dispongamos.

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Sobre la firma

Cristina Vázquez
Periodista del diario EL PAÍS en la Comunitat Valenciana. Se ha ocupado a lo largo de su carrera profesional de la cobertura de información económica, política y local y el grueso de su trayectoria está ligada a EL PAÍS. Antes trabajó en la Agencia Efe y ha colaborado con otros medios de comunicación como RNE o la televisión valenciana À Punt.

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