Regalos para los sentidos
El director y a veces actor teatral pone de manifiesto su hedonismo y sensualidad eligiendo espacios en los que el gusto, la vista, el olfato, el oído y el tacto reinan por encima de todo
1.Disco pub La Noche. Fantástico garito bajo el viaducto. Entrañable y eficaz servicio. Crisol de gentes. Apto para cualquiera sin prejuicios. Nocturno donde los haya. Allí puedes ver a un señor elegantísimo bailando claqué en patines sobre una mesa de picnic, mientras una vedete entrada en años baila un mambo a su alrededor. Auténtico. Mundo de las varietés.
2. Pub El Negro. Cuenta con Alfon, quizá el mejor barman de Europa. Buena música, mejores personas. Uno de los pocos refugios que nos quedan a los teatreros, una vez desaparecidos el Oliver, el Bocaccio y reconvertido en otra cosa el Café Gijón. Se pueden encontrar muchos artistas del mundo de la escena, a veces demasiados porque terminas hablando de trabajo.
3. Piano bar Toni 2. ¡Para qué un karaoke si puedes cantar con un pianista de verdad! Lugar divertido donde los haya. Allí he compartido copa con los más modernos neo-punks y con Sara Montiel, que en paz descanse. Está marcado por el paso de los años y por el de tantos noctámbulos en busca de algo que les llegue a través de la noche.
Origen pobre y alternativo
Andrés Lima (Madrid, 1961) es uno de los pocos directores afamados que han surgido del teatro más pobre, marginal y alternativo de esta ciudad. Este cofundador de la compañía Animalario, ahora triunfa con Ay, Carmela,el musical.
4. Ruta de teatros. El Reina Victoria es un bello teatro de 1916 que en su primera etapa ofrecía importantes espectáculos musicales, y ahora ha vuelto a sus orígenes, ya que en él se puede ver una excepcional Ay, Carmela musical, con Javier Gutiérrez, Inma Cuesta y Marta Ribera, entre otros (nunca está de más un poco de auto promoción). El teatro de La Abadía y La Cuarta Pared son dos estupendos espacios, donde siempre hay buen teatro y con los que tengo querencia porque me acunaron teatralmente.
5. Cine de verano de La Bombilla. Es todo un planazo ir aquí después de un pollo en Casa Mingo. Madrid en agosto es una ciudad deliciosa. O al menos eso nos decimos todos los madrileños en agosto, aun a sabiendas de que Bora Bora es mucho mejor, incluso el pollo de Bora Bora… también es mucho mejor.
6. Capilla de San Antonio de la Florida. Hay que ir una mañana y dejarse bañar por los frescos de Goya. Pura delicia al alcance de la mano. Además está la posibilidad de pedir novia o novio al santo, lo que siempre es un aliciente. Sin embargo, mis recuerdos más entrañables con la gran pintura son en el Museo del Prado cuando mi padre me explicaba El jardín de las delicias, de El Bosco, y los trucos pictóricos de Velázquez, algo que residía en que no tenía truco.
7 .La Rosaleda del parque del Oeste. Es impresionante y ahora es buena época. Nunca verás tantas rosas juntas y tan bonitas y la fragancia te transporta a un mundo olfativo muy sensual.
8. Patones y sus migas. Puede convertirse en una alternativa estupenda. Gran excursión. Gran pueblo. Grandes migas. Donde reside el auténtico paleto madrileño y no lo digo en tono peyorativo, porque es admirable, aunque bruto.
9. Restaurante Adriana. ¡Qué pasta! Es como estar en Italia comiendo espagueti. ¡Qué masa de pizza! ¡Qué tortellini directos de Roma! Cada dos por tres me digo a mí mismo que tengo que ir más a menudo. Espero que todo siga igual.
10. Restaurante La Estufa. Dan un estupendo menú con el que comer comida casera de la rica. También tienen churros hechos en el acto, cosa que ya no se estila.
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