Camacho pacta con Método 3 y renuncia a que se investigue quién la espió
El juez proseguirá con las pesquisas pese a que la popular se retira de la causa La popular pacta con Método 3 que no difunda las citas y una indemnización de 80.000 euros
Alicia Sánchez-Camacho, líder del Partido Popular catalán, ha renunciado a que se investigue la grabación de su almuerzo con la exnovia de Jordi Pujol Ferrusola, Victoria Álvarez, en el restaurante barcelonés de La Camarga. Sánchez-Camacho había asegurado en multitud de ocasiones su firme intención de llegar hasta el final, pero el martes decidió poner fin a las dos causas que indagaban el presunto caso de espionaje ilegal y que ella misma impulsó en su día con sendas denuncias: una de tipo civil y otra penal. La renuncia a esas acciones está contenida en el acuerdo alcanzado con la empresa de detectives Método 3, que fue la que, supuestamente, grabó la conversación de aquel almuerzo.
El juicio por la demanda civil estaba previsto para el próximo 16 de julio. Pero no se celebrará. Sánchez-Camacho retiró la demanda que había presentado contra la agencia de detectives Método 3 por haberla espiado en 2010 durante la comida con Álvarez. Según un comunicado del Partido Popular, la empresa de detectives ha reconocido en el acuerdo previo que fueron dos de sus extrabajadores quienes pusieron un micrófono oculto en la mesa donde comía la senadora Sánchez-Camacho y se compromete a mantener en secreto las conversaciones registradas frente a terceros.
Dos extrabajadores grabaron la comida entre la senadora y la exnovia de Jordi Pujol
Según el acuerdo, Método 3 reconoce que dos exempleados “grabaron y difundieron” la conversación entre ambas mujeres, lo que ha motivado que la agencia emprenda acciones legales contra esos extrabajadores. El pacto también establece que la difusión de la grabación ha causado a Sánchez-Camacho un daño que merece una indemnización de 80.000 euros. Método 3 también admite que su falta de diligencia en la custodia de documentos “ha afectado” a la líder del PP catalán “en su labor como dirigente política”. La agencia asume que pondrá todos los medios a su alcance para extremar las medidas de seguridad y que cese de forma inmediata la difusión de la “grabación ilegítima”.
Voy a llegar hasta el final", dijo la popular que ahora renuncia a saber quién encargó su espionaje
Tras hacerse público el escándalo, la dirección del PP catalán denunció el caso en la Jefatura Superior de Policía, que lo trasladó al juzgado y la senadora se personó como acusación particular. La causa penal sigue abierta en el Juzgado de Instrucción número 14 de Barcelona. La dirigente popular, sin embargo, también ha renunciado a esa vía: ha otorgado lo que jurídicamente se conoce como “el perdón del ofendido”, y su abogado pidió ayer el archivo de la causa en el juzgado de instrucción, según fuentes judiciales. Para esas mismas fuentes, la senadora se da por satisfecha con las disculpas de los dos exempleados. La petición no significa en modo alguno que la causa vaya a cerrarse automáticamente. La fiscalía deberá pronunciarse sobre esa decisión, y el juez, resolverá después. Al tratarse de un delito semipúblico, el procedimiento penal debe iniciarse con una denuncia del perjudicado. Pero el hecho de que este otorgue el perdón y se aparte del caso no extingue la responsabilidad penal y la investigación, por tanto, seguirá abierta, según fuentes judiciales.
El caso del espionaje de la senadora estalló el pasado mes de febrero, cuando trascendió que había sido grabada la conversación que mantuvo durante un almuerzo con Victoria Álvarez, exnovia de Jordi Pujol Ferrusola, investigado por evasión de capitales. El caso que afectó a la popular fue tan solo la punta del iceberg de una trama de espionaje que ha afectado a numerosos dirigentes políticos y que se saldó con la detención de cuatro de detectives. La investigación ha afectado a más partidos, y Xavier Martorell (CiU) tuvo que dimitir como director general de Instituciones Penitenciarias por haber espiado supuestamente a miembros de su partido.
El caso del espionaje contribuyó de forma mayúscula a deteriorar las relaciones, ya de por sí sumamente tensas, entre la dirección de CiU y la senadora popular, que incluso renunció a su escolta de los Mossos. Durante estos meses, la senadora insistió en que quería llegar hasta el final para saber los nombres y apellidos de quienes encargaron su espionaje y quienes pidieron que se difundieran las conversaciones privadas con Álvarez, porque siempre pensó que no se trataba de las mismas personas. Fuentes del PP señalaron que, pese a que Sánchez-Camacho haya desistido, la investigación sigue abierta y que las pesquisas aclararán si fueron los autores materiales del espionaje o no los últimos y únicos o no responsables del encargo y de la difusión de las grabaciones.
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