La ciudad sin prejuicios

La Negra Tomasa. Es un local de salsa [TEX]que sirve los mejores mojitos[/TEX], tiene grupos en directo y se montan unas juergas guapísimas. La gente va a bailar y se suelta mucho, no hay vergüenza. Los lunes por la noche tocan Los Chocolatinos, que es el grupo de El Niño, el percusionista de Canteca (Cádiz, 9).

Cafetería de Matilda. Además de sala de conciertos, tiene locales de ensayo y desde hace dos o tres giras hacemos aquí la preproducción de los discos y venimos a ensayar. Merecen la pena las tapas de Santi, uno de los camareros, por las tardes (Matilde Hernández, 32).

El Rastro. Desde bien pequeña me gusta. Soy de Moratalaz, así que me cogía el autobús 32 y me iba allí los domingos. Lo he disfrutado mucho con todo lo que implica: dar una vuelta por los puestos, hablar con los dueños que ya conoces, tomar cañas en la plaza de Vara del Rey... (plaza de Cascorro y alrededores).

Tabernas flamencas. No podría decir una; destaco La Soleá o El Aljaraque. Lo que más me gusta es que haya un guitarrista, se eche un cantecito y tú lo puedas escuchar de primera mano, que la gente se arranque a cantar… (Cava Baja, 24 y 35).

La Gran Vía. Me gusta lo tradicional, pero también lo moderno y, cuando paseo por la Gran Vía, veo a toda la gente que sale por allí y que no hay prejuicios ni barreras, es muy cosmopolita. Me trae muchos recuerdos porque la he vivido desde pequeña. Me parece fatal que estén desapareciendo los cines y teatros de esta calle, deberíamos tener más escaparates para mostrar el arte que se hace en Madrid.

Barrio de La Latina. Es el Madrid más castizo. Sabe mantener el rollo tradicional, pero también es una zona muy innovadora: hay cafeterías donde te venden libros, pequeños locales de música en directo, buen ambiente… Hay muchas cosas que hacer y siempre está bien para dar una vuelta.

Estanque del Retiro. Me encanta la animación que hay en el paseo del estanque los fines de semana, la gente que se busca la vida en la calle, los títeres, los músicos… Y nunca he alquilado una barca, y ni siquiera he montado con otra persona, tengo que hacerlo.

La Pedriza. El mejor sitio para escaparse de la ciudad. Soy muy serrana, y aquí vives otro mundo con sus pinos, sus vistas, las excursiones con tu tupper de tortilla y tu guitarra…

Bar Revuelta. Está en la calle de Argumosa, que es el paseo marítimo de Lavapiés, todo el mundo lo sabe. La Revuelta es una taberna antigua decorada como una tasca, pero entra todo el mundo: los gitanos del barrio, punkiscon sus crestas, gente de todas las edades, con niños, con perros… Michel, el dueño, pincha desde copla a música italiana y hay una convivencia increíble. Lo que más me gusta de los sitios es que no tengan prejuicios, que no sientas que para ir tienes que ser de una manera. La Revuelta es el máximo exponente de esto (Argumosa, 23).

Las ‘tetas’ de Vallecas. He ido mucho de pequeña y de adolescente. Salía por los bares de la zona, pero antes me reunía con los amigos en las tetas. Son unas montañitas de césped desde las que se ve todo Madrid, hay unas vistas espectaculares (cerca de la avenida de la Albufera).