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Contratos municipales bajo sospecha

La Cámara de Cuentas destapa adjudicaciones irregulares en los Ayuntamientos madrileños El 44% de las obras analizadas se hicieron sin concurso

Vicente G. Olaya
Bandera de la Comunidad de Madrid en la sede de la Puerta del Sol.
Bandera de la Comunidad de Madrid en la sede de la Puerta del Sol.SAMUEL SÁNCHEZ

La Cámara de Cuentas de la Comunidad ha dado a conocer su informe sobre los contratos del sector público madrileño. Para ello, los auditores requirieron a 122 Consistorios la documentación, pero solo 117 la presentaron. De los 2.950 contratos analizados, el 53% fue adjudicado mediante procedimiento negociado (se invita a determinadas empresas y se elige una sin concurso). En juego estaban 112 millones de euros. El resto de contratos (44%) se hicieron con publicidad (concurso), si bien la cantidad de las operaciones era muy superior: más de 700 millones.

 Este es un extracto de las irregularidades halladas:

» Alameda del Valle quería equipar un aula para la difusión turística de la localidad. En vez de celebrar un concurso, convocó un procedimiento negociado sin publicidad. En teoría se iba a tener en cuenta el precio, la calidad y el plazo de entrega. Pero el órgano de contratación adjudicó el contrato “a la oferta más cara” de las dos presentadas porque esta se comprometía a aportar como mejoras “piezas etnográficas de carácter museístico, material fotográfico de la localidad, audiovisuales y conocimientos adquiridos en materia de cultura tradicional”. La Cámara de Cuentas dice que la perdedora, “pese a ser la más económica”, aportaba también “mejoras en diversos aspectos tecnológicos”. En el pliego de condiciones, no se hablaba de mejoras como elemento de valoración.

» Alcalá de Henares quería construir un aparcamiento en la calle de José Serrano. Ganaría la oferta mejor valorada. Sin embargo, el Consistorio en vez de diferenciar los puntos técnicos de los subjetivos los mezcló todos, “lo que no es conforme a los principios de transparencia y objetividad en la contratación del sector público”.

» Arganda adjudicó directamente cinco de los ocho contratos de limpieza de distintos centros municipales, en vez de agruparlos todos para que saliesen más baratos. Los ocho fueron ganados por la misma empresa. Además, como superaban los 50.000 euros, tendrían que haber salido a concurso.

» Brea de Tajo tenía previsto soterrar sus contenedores. Se presentaron tres empresas: dos constructoras y una especializada en este tipo de servicios. Ganó lógicamente la última. La Cámara recuerda que eso no es una “concurrencia que garantice razonablemente la adecuación a los precios de mercado”.

Sin posibilidades por 11 céntimos

» Torrejón de Ardoz tiene una empresa municipal de vivienda (EMVS). Y esta necesitaba hacer unas labores de reparación en dos edificios que habían sido abandonados por la constructora. Mientras se resolvía el litigio legal, la EMVS encargó a otra empresa "los repasos y reparaciones mediante cuatro contratos \[dos por edificio\]". La normativa dice que no se pueden hacer adjudicaciones directas por valor superior a 200.000 euros. ¿Qué hizo entonces el Ayuntamiento? Adjudicó las obras de reparación de una de las edificaciones por 199.199,89 céntimos y luego hizo otro contrato para sus "zonas comunes" por valor de 63.388,77 euros. En el otro edificio que había que reparar repitió la jugada.

» Valdemoro debía pavimentar y ajardinar unas parcelas en el sector R-6 El Caracol. El contrato tenía un valor de 202.346,33 euros. Quienes presentasen bajas del 10% obtendrían 55 puntos. Según los auditores, esto es irregular porque si alguien baja más, no logra más puntos. Tres de las cinco empresas presentaron una rebaja exacta del 10% y lograron así 55 puntos. Otra empresa presentó una bajada superior 11 céntimos a dicho 10% y obtuvo, por eso, cero puntos. "Este modo de valorar el criterio del precio ofrecido, además de distorsionar las ponderaciones de los pliegos, puede provocar situaciones como la ocurrida".

» Chinchón iba a celebrar unos festejos populares entre el 12 y el 17 de agosto de 2011. Por eso, pidió propuestas. Pero había un problema: la invitación se hizo el 28 de julio y las sociedades tenían 15 días naturales para presentarlas. Es decir, podían presentar sus ofertas cuando las fiestas habían acabado. Por ello, la Cámara dice textualmente: La tramitación de los expedientes “es una muestra de imprevisión, falta de rigor y planificación”. Dos empresas se retiraron por la “premura”.

» El Vellón. El Consistorio decidió hacer unas obras de saneamiento en la Vereda de la Dehesa. Lo primero que hizo el Ayuntamiento fue dar puntos a los ofertantes por su experiencia, lo que es irregular, porque este solo puede ser requisito para ser admitido. La propuesta más barata logró, además, menos puntos que la ganadora, a pesar de presentar “una oferta coincidente con el presupuesto límite de la licitación”. La tercera, a pesar de ofrecer un presupuesto idéntico a la ganadora, logró tres puntos menos.

» Guadalix de la Sierra buscaba que alguien gestionase las actividades y escuelas deportivas del municipio. A los contratadores solo se les ocurrió dar más puntos a quienes demostrasen “gestión de calidad en municipios de la zona norte de Madrid”, donde precisamente esta Guadalix. Según la Cámara de Cuentas, tener experiencia en una zona y lograr puntos por ello “contradice los principios de igualdad y no discriminación”.

» Humanes de Madrid necesitaba organizar los cursos de verano en 2001. Puso como condición que la candidatura ganadora contratase a vecinos que estuvieran en la bolsa de trabajo municipal. “Al margen del encomiable deseo del Ayuntamiento de aliviar la situación de desempleo, no puede utilizarse este criterio en la adjudicación de un contrato, ya que es contrario al principio de no discriminación”, dicen los auditores.

» Leganés sorteó un concurso público fraccionando en ocho adjudicaciones directas ocho contratos de suministros y gestión de residuos. Según la Cámara de Cuentas, “los expedientes no justifican el fraccionamiento, eliminando el principio de publicidad y limitando el de concurrencia”.

» Madrid convocó dos certámenes de pintura, uno en Retiro y otro en Fuencarral. En cada distrito se presentó una oferta distinta. Como solo acudieron esas dos empresas, cada una de ellas ganó su respectivo contrato. Los auditores dicen que lo lógico, y dadas las bases de datos existentes, es que las dos se hubieran presentado a los dos contratos y hubieran competido, lográndose así un buen descuento.

» Miraflores de la Sierra invitó a cuatro empresas a asfaltar sus calles. Dos de las sociedades eran la misma y, de todas, solo una presentó una propuesta válida. Su oferta económica coincidía exactamente con el presupuesto de licitación.

» Perales de Tajuña le propuso a tres empresas recuperar el camino de la Vega del Lugar. Pero dos de ellas eran la misma. La que ganó propuso hacer las obras por la misma cantidad que ofrecia el Ayuntamiento. Las otras dos lo excedían.

» Piñuécar quería modernizar su establecimiento turístico La Fragua de Gandullas. De los tres candidatos compartían órganos de administración y dirección.

» Redueña pretendía mejorar el pavimentado de sus calles. Pero no requirió a las empresas que se presentaron a las obras ninguna solvencia. Las tres sociedades interesadas ofertaron el mismo precio. “Sin justificación alguna, se procedió a adjudicar el contrato a una de ellas pese a que el precio ofrecido era idéntico al de las otras dos”.

» Robregordo necesitaba reparar sus viarios. En 2009 invitó a tres constructoras. Dos ellas obtuvieron cero puntos. Pero en 2011, volvió a invitarlas. Los auditores dicen: “Invitar recurrentemente a empresas cuyas ofertas terminan rechazándose porque su importe supera el presupuesto de licitación es una actuación contraria al principio de buena administración".

» Torrejón de la Calzada adjudicó el contrato de mantenimiento de una piscina a una sociedad que presentó el mismo presupuesto que el Ayuntamiento quería. Es verdad que optaban otras dos sociedades, pero sus ofertas eran superiores y, además, eran la misma.

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Sobre la firma

Vicente G. Olaya
Redactor de EL PAÍS especializado en Arqueología, Patrimonio Cultural e Historia. Ha desarrollado su carrera profesional en Antena 3, RNE, Cadena SER, Onda Madrid y EL PAÍS. Es licenciado en Periodismo por la Universidad CEU-San Pablo.

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