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CRÍTICA / RAP
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

50 Cents: la música de los X Games

El rapero norteamericano desplegó un show apañado en el Poble Espanyol

El rapero 50 Cent durante su actuación en la fiesta de los Games Music Festival del Poble Espanyol.
El rapero 50 Cent durante su actuación en la fiesta de los Games Music Festival del Poble Espanyol.robert Marquardt (getty images)

Un mar de cabezas tachonado por gorras. Vestimenta deportiva, como para salir corriendo a la voz de “start”, -el “ya” quedaría muy paleto-. Mucho idioma, mucho deportista “extremo”. Pueblo Espanyol, acto musical central de los X Games, esos deportes que precisan que el practicante se ponga cabeza abajo con algo entre las piernas (motos, bicis, tablas, etcétera). Se aguarda en escena a 50 Cent, ejemplo del sueño americano al protagonizar una vida que salió del trapicheo para alcanzar el empresariado mediante la liberación por la música. Faltaban sólo unas banderas con las barras y estrellas. Expectación bajo las gorras, el recitador que salió de la nieve estaba a punto de aparecer.

En escena siete negros que para reiterar su color vestían camisetas negras. Negros de esos que ya sólo con ver cómo se ponen tras sus instrumentos se perciben como buenos músicos, personas elásticas a las que el tópico vincula genéticamente con el ritmo. Se veían batería, teclados, guitarras, en fin, esos instrumentos que la nueva adjetivación de lo viejo denomina orgánicos. Hip hop tocado, como el de The Roots. Sale 50 Cents dando botes, sin duda impronta del baloncesto, llamando la atención, y aquello comienza a sonar a desbarajuste en el que sólo se puede asegurar estar oyendo la batería. Lástima, tanto músico para tan poco resultado. Esto de lo orgánico no es tan fácil.

Tarea durante la siguiente hora: olvidar que el sonido tira a muy malo y que los tres teclistas parecen responsables del estruendo. Ayuda, un poco, el apartado visual, ya que tras In the club el escenario se oscurece para que relumbren unas lucecitas adheridas a la ropa de los músicos. New day y I get money suben el octanaje de la noche y en Down on me los confetis vuelan sobre las gorras. Es hip hop, pero es cada vez más funk de los setenta, I just wanna, y siempre orgullo racial de quien ha dado esquinazo a la miseria, y que en pantallas se traduce con brillantes, coches y señoritas. Mucho lustre.

Con el oído hecho, el concierto avanza veloz. Hay fragmentos de hip hop sólo con disc-jockey, Rider pt 2, pero la mayor parte del sprint se toca con banda, Caen How we do, Disco inferno y I just a lil bit. La cosa se acaba. Candy shop y poco más. Marcha 50 Cents de escena y la megafonía vuelve a escupir hip-hop para que nadie pierda el tiempo pidiendo un bis. Los yanquis organizan bien. Un concierto apañado. Divertido fue.

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