Del quirófano al reino de la piruetas

“Recuerdo que para hacer el backflip tardé seis meses. Viajaba a Francia para aprender ese nuevo salto”, recuerda José Miralles, emocionado porque los aficionados del Palau Sant Jordi le festejan, aplauden ahora su truco favorito, aprendido después de muchos kilómetros y una continuada práctica. Miralles pega brincos, hace cabriolas, da volteretas, impulsado por el fango de la disciplina Speed&Style de Moto X.

José Miralles, subcampeón mundial y pentacampeón español, se elevó con su moto sin llegar a encumbrarse, pues no alcanzó ninguno de los metales en juego. Se descabalgó en la primera ronda, cara a cara frente a Mike Mason, y las medallas se repartieron el propio Mason (oro), Mat Rebeaud (plata) y Nate Adams (bronce).

A los cinco años, Miralles empezó a fraguar su prometedor futuro sobre la moto, cuando ganó la primera carrera. La suerte, a pesar de ello, le dio la espalda a los 10. “En 1992, mientras contemplaba una competición senior”, cuenta; “una moto se salió en la recta de meta y me atropelló, rompiéndome el fémur”, lesión que le afectó el cartílago del crecimiento. El accidente le alejó de las dos ruedas durante siete años, tiempo en que fue operado hasta en cinco ocasiones. La última vez que entró en el quirófano le estiraron el fémur casi cinco centímetros para compensar el desequilibrio. “Iba muy cojo”, explica, “la operación fue complicada y el médico me dijo que quizá no volvería a ir en moto”.

Pero ni por esas se dejó amilanar, sino que ahora se bate con los mejores, como ayer, cuando intentó ganar una plaza para las semifinales en su primera participación en los X Games. “Me doy por satisfecho con poder participar en el mejor evento del mundo de deportes extremos”, se sinceraba; “pienso en la gran dimensión que tiene un acontecimiento como este en Estados Unidos, nada que ver con lo que ocurre en España”.

Miralles es uno de los muchos anónimos que participan en los X Games. Barcelona aspira a vender su imagen turística en EE UU a partir de una competición en la que importa sobre todo el impacto mediático y no tanto la presencia de público, que por el momento no es muy numeroso. La cadena ESPN difunde las imágenes de Barcelona a todo el mundo y, por lo tanto, se aguarda un importante retorno económico en los próximos meses. Hay decenas de asistentes que son turistas y muchos aficionados que han viajado expresamente para presenciar los cuatro días que dura la exhibición.