El PP denuncia en vídeo las descalificaciones socialistas

El PP ha abierto un nuevo frente contra el PSOE. Ahora audiovisual. Ha elaborado un vídeo donde denuncia las descalificaciones e insultos de los parlamentarios socialistas en la Asamblea contra  el Gobierno de Ignacio Gónzalez. Con parte de trampa: en él no incluyen lo que los del PP dicen a los del PSOE en el Parlamento regional. Esta misma tarde, Ignacio González le ha espetado a Tomás Gómez: "Usted viene aquí a enfangar porque no tiene ningún proyecto. Usted es un ignorante y tiene un equipo incompetente".

Madrid cumple este mes dos años de legislatura, la novena de la España de las autonomías. Los veteranos de la Asamblea de Madrid -72 diputados del PP, 36 del PSM, 13 de IU y ocho de UPyD- aseguran que nunca hasta ahora el nivel del debate de la Cámara había sido tan bajo. El enfrentamiento entre las bancadas de los dos partidos mayoritarios ha derivado en una bronca permanente, favorecida por el artículo 23 del reglamento del Parlamento madrileño, que otorga inmunidad parlamentaria a sus señorías digan lo que digan.

El último ejemplo de la tensión de los plenos madrileños es muy reciente: la semana pasada la diputada socialista Maru Menéndez fue expulsada del pleno –la primera de la que hay constancia en democracia- y suspendida durante un mes tras llamar al presidente de la Comunidad, Ignacio González, “presidente corrupto”. Aunque González también la llamó “corrupta” a continuación, el presidente del hemiciclo, José Ignacio Echeverría, del PP, no le aplicó ninguna sanción. Los parlamentarios del PSM y de Izquierda Unida abandonaron la sesión como gesto de protesta.

Aparte del último caso, los rifirrafes entre PP y PSM, PSM y PP, abundan. En noviembre pasado la diputada socialista Amparo Valcarce le dijo al número dos del Gobierno regional, Salvador Victoria, que era “de clase baja”. Victoria se crió en la calle Antonio López, del distrito de Carabanchel. “En el Gobierno de Ignacio González, hay aristócratas, cielitos, constantinianos (sic), que por cierto, hoy le han dejado a usted solo. ¿Pero sabe lo que dicen de usted? Que usted es de clase baja y que por eso le han dado el trabajo sucio”. “Si soy de clase baja, a mucha honra. Soy de Carabanchel”, replicó el consejero de Presidencia y Justicia.

Victoria, que en sus intervenciones suele referirse a la deuda que dejaron algunos de sus contendientes socialistas por donde pasaron, como Enrique Cascallana en Alcorcón, también protagonizó una escena muy tensa con Juan Barranco un mes después. El presidente del PSM y último alcalde socialista de Madrid abandonó su asiento y se acercó al del político del PP, después de que Victoria le recordase a Barranco que perteneció al Gobierno municipal de Enrique Tierno Galván, que había animado a los jóvenes a “colocarse”.

“Estoy harto de fachas como tú”, le recriminó el político del PSM. “No respetan ni a los muertos, lo cual es el colmo de esa actitud altanera que están teniendo esos señores del PP. Tienen un tono provocador, prepotente. Han hecho de la descalificación del adversario un estilo político y lo han hecho con todo el mundo”, criticó después en rueda de prensa. “El PP está sembrando vientos de intolerancia, prepotencia y altanería y tarde o temprano, van a recoger tempestades de indignación de los ciudadanos que luchan por sus derechos y su indignidad con ese tono altanero que utilizan permanentemente”.

El ejemplo más esperpéntico y posiblemente el que mejor muestra da del nivel de la Asamblea de Madrid ocurrió en marzo de este año, cuando Gador Ongil, del PP, recriminó a Eusebio González Jabonero, del PSM, que sacara la lengua. Ongil, que calificó el movimiento pendular de la susodicha como “gesto obsceno”, pidió amparo a Echeverría, y durante semanas los diputados populares pidieron a Jabonero que “retirara” su gesto. El socialista no lo hizo porque argumenta que no lo hizo, y denunció por injurias por escrito y con publicidad a Íñigo Henríquez de Luna por los comentarios al respecto en su cuenta de Twitter. Desde entonces se le conoce como el lenguagate.

Es la bronca permanente.