El presidente del PP en Pontevedra se suma a las protestas de los preferentistas

El hastío de buena parte de los afectados por las preferentes con sus representantes políticos tras casi un año y medio de movilizaciones lo resumía esta mañana Miriam Rodríguez, una de las portavoces de los afectados de Tui, dirigiéndose a Rafael Louzán a voz en grito: “¿Para qué tantos plenos, tanta moción tras moción? Mientras haya este problema la vida política no tiene sentido”. De nuevo los afectados se presentaron en la institución el día del pleno –esta vez estaba prevista la intervención de un portavoz- ocuparon los asientos y obligaron a que se suspendiese la sesión, clamando por un compromiso claro del PP provincial para que presione al Gobierno y exija que se devuelvan los ahorros a las decenas de miles de afectados que aún no han cobrado. No lo obtuvieron.

Del centenar de personas que acudieron a la Diputación –de las plataformas de Pontevedra, O Salnés, Vigo o Baixo Miño, entre otras, identificados por el color de sus camisetas- los más combativos son los del sur de la provincia, muy beligerantes con un presidente provincial que ha tachado a sus portavoces de “comandos” y acusado al resto de dejarse manipular. Louzán escuchaba impertérrito, salvo por un ocasional meneo de cabeza, la lista de reproches: el descenso drástico de los arbitrajes tras la campaña electoral de las elecciones de octubre, la falta de claridad en los criterios para decidir que solicitudes se aprueban y cuáles no y la última machada: la convalidación en el Congreso del decreto que consagra la quita a los perjudicados de Novagalicia Banco, que ronda el 43%. “¿Está de acuerdo en que se nos aplique el decreto o no?”, preguntaba Rodríguez.

El griterío continuó varios minutos. Los diputados del BNG se levantaron del asiento y se pusieron sendas camisetas de las plataformas. Tras algún titubeo, los del PSOE se les unieron. En una esquina de la sala, una mujer mayor sufrió un desmayo. Los diputados del PP saltaron entonces de los sillones para socorrerla. En la confusión, a Louzán le dieron una camiseta de la plataforma a la que más antagoniza, la naranja del Baixo Miño, y se la puso. La prenda tenía una pegatina con la leyenda “Comando naranja. Infiltrada preferentes”.

Louzán se retiró a una sala lateral con varios colaboradores. Al cabo de un rato salieron. El líder provincial se había puesto otra camiseta, la azul claro de la plataforma de Pontevedra, encima de la anterior. En el salón, donde algunos regidores trataban de apaciguar a los presentes, hubo un pequeño rifirrafe entre grupos de afectados respecto al color que tenía derecho a portar Louzán hasta que alguien terció oportunamente que tanto daba. El presidente cogió un micrófono de mano y de pie ante los asientos reiteró que considera el problema de las preferentes una estafa y un “robo masivo” y se comprometió a seguir trabajando para buscar soluciones. Pero la inconcreción soliviantaba a los presentes.

Louzán pasó el micrófono a los portavoces. Xulio Vicente, de O Rosal, pidió de nuevo un compromiso explícito y señaló que si el ritmo de arbitrajes fuese el mismo que en la campaña electoral, todos los afectados tendrían el problema solucionado “en septiembre”. Le siguió en el uso de la palabra José Manuel Estévez, de la plataforma de Vigo, menos partidario de la solución “política” que reclaman otros y más de apostar por la vía judicial, incluida la penal contra los dirigentes de Novagalicia Banco que impulsaron la venta de preferentes a clientes sin perfil inversor. La asamblea improvisada continuó. César Mosquera, del BNG, cogió el micro y propuso que los tres grupos votasen para reclamar al Gobierno central que “derogue, modifique o haga un decreto nuevo” para evitar que la quita se consagre. Santos Héctor, del PSOE, estuvo de acuerdo. Louzán se enredó: “No es cuestión de analizar quién toma las decisiones, no vamos a hacer interpretaciones de quién tiene el BOE y quién no”, objetó a las intervenciones anteriores. Alguien gritó: “¿Vas a firmar lo que te están proponiendo?” la respuesta fue: “Vamos a trabajar en eso”. Después salió del salón de plenos por la puerta principal. El público se fue poco después.