La Diputación de Gipuzkoa tutela a los condenados y militantes de Segi
Tres miembros de la institución participan en la marcha a la cárcel de Martutene
De la kale borroka a la desobediencia pacífica. Los militantes de las organizaciones juveniles del entorno de ETA han evolucionado en apenas 18 meses hacia otras formas de protesta en la calle, bajo la tutela y la atenta mirada de la izquierda abertzale, que les da cobertura y respaldo institucional en Gipuzkoa. Desde que ETA anunciara en octubre de 2011 el cese “definitivo” de su actividad armada, y la coalición que lideran los herederos de Batasuna ganara las elecciones en esa provincia, San Sebastián, se ha convertido en la capital en la que se visualiza mejor esa mutación.
Los jóvenes militantes que antes estaban en el eje de lo que se conocía como el terrorismo de baja intensidad, ahora se esfuerzan en dar consignas en sus actos para “no responder” a la “violencia de un Estado” al que acusan de encarcelar a jóvenes por su “actividad política”. El último ejemplo es el caso de los seis miembros de Segi —de los ocho condenados— que la Ertzaintza detuvo, por orden de la Audiencia Nacional, en la acampada del Boulevard de San Sebastián, sin que se produjeran incidentes reseñables.
Ayer por la mañana, centenares de simpatizantes que se concentraron allí, en una sentada para homenajear a sus compañeros detenidos el viernes, y después marchar hasta la cárcel de Martutene, recibieron la visita de una delegación oficial de la Diputación de Gipuzkoa para mostrarles su apoyo y bendecir el modelo de “resistencia pacífica” que según proclaman, abrazan ahora. El diputado de Política Social y segundo teniente de diputado general, Ander Rodríguez, la responsable de Hacienda, Helena Franco, y el de Innovación, Jon Peli Urigüen, todos ellos de Bildu, les animaron a seguir por esa vía. Rodríguez declaró minutos antes de comenzar la marcha hasta la prisión que es inaceptable que se produzcan arrestos y encarcelamientos por hacer “trabajo político y pertenecer a organizaciones políticas”.
Cuatro jóvenes fueron
El diputado exigió al Gobierno vasco que “no ejecute sentencias políticas injustas”. Los ocho han sido condenados por pertenencia a banda armada. Para entonces ya se sabía que cuatro jóvenes habían sido detenidos por intentar cortar una carretera con una cadena en la capital guipuzcoana, y que en Ribera Baja, Álava, habían aparecido unos pasquines de Segi en el lugar en el que fue saboteada una línea de ferrocarril de Adif. Rodríguez defendió “los derechos de estos jóvenes guipuzcoanos” y tildó de “inadmisibles estos hechos del pasado en estos nuevos tiempos políticos”, en referencia a la condena impuesta y a las detenciones, no a los sabotajes.
Urko Picaza, uno de los jóvenes absueltos de ese mismo delito, se dirigió al mediodía a los presentes en el Boulevard para agradecerles el apoyo mostrado los últimos 10 días en el Aske Gunea, (espacio libre, en euskera), el lugar en el que centenares de pesonas acompañaron a los condenados hasta su arresto. Aitziber Plazaola e Ibai Estebairlanda, también militantes de Segi y a la espera de juicio, defendieron que a partir de ahora van a esgrimir la “desobediencia” como un instrumento para hacer frente a las leyes “injustas y a las vulneraciones de derechos”. Todavía hay unas 200 personas de la organización juvenil del entorno de ETA que están a la espera de juicio.
La manifestación hasta la cárcel de Martutene comenzó inmediatamente después de la sentada, y en la misma participaron simpatizantes de los jóvenes condenados. Aunque el Ayuntamiento también había comunicado su solidaridad con la marcha a la prisión donostiarra, el alcalde, Juan Karlos Izagirre, que recibió a los ocho condenados el pasado día 20, no participó en la manifestación. Si lo hicieron el portavoz de EH Bildu, Xabi Soto, y el de Sortu, Joseba Álvarez. Junto a la cárcel, el portavoz de Eleak, el movimiento convocante, Txerra Bolinaga, aseguró que “hemos ganado porque frente a la violencia de ellos hemos respondido solo con la desobediencia civil y con la resistencia pacífica creando un muro popular”.
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