Álvarez afronta “con fuerzas” su última reelección como secretario de UGT

“Estoy en plena forma, con fuerzas, no estoy cansado, y no tengo perspectiva de hacer otra cosa mejor”. Con este ánimo afronta el secretario general de UGT, Josep Maria Álvarez, el 14 congreso del sindicato, que arranca el próximo miércoles en Barcelona y que presentó ayer. El líder de la organización, que hace unas semanas pidió que alguien dé un paso para liderar el sindicato, repite al mismo tiempo que si no hay otro candidato, se presentará a la reelección. Lleva 23 años de secretario general y ayer aseguró que, si repite, será su último mandato.

Algunos de sus colaboradores más próximos aseguran que no habrá una candidatura alternativa. Que “no sería bienvenida”, asegura uno de ellos. Por un lado es cierto que Álvarez lleva mucho tiempo, él mismo lo admite; pero también suele decir que no están los tiempos de crisis económica y política para desestabilizar la organización. En mayor o menor medida, la llegada de un nuevo líder supondría una sacudida.

En cambio, un último mandato le permitiría dar visibilidad a dirigentes mejor situados para sucederle. Como el presidente del Comité de Empresa de Seat, el carismático Matías Carnero, que con toda probabilidad será su número dos, pero asegura que quiere presentarse a las elecciones en Martorell en 2015. Son también de la máxima confianza de Álvarez, el secretario de acción sindical, Camil Ros, del sindicato en Girona; o la responsable del área de Función Pública, Encarna Fernández, elegida por Álvarez para presidir el Congreso de la semana que viene. El secretario general tiene previstas reuniones esta semana con las federaciones y las secretarías generales para acabar de perfilar la nueva ejecutiva.

El sindicato —que el año pasado perdió afiliados por primera vez desde 1990 (1.200 afiliados de unos 170.000), aplicó un ERE temporal y necesitará nuevas medidas de ahorro, admitió Álvarez— afronta el congreso reivindicando su papel de defensa y lucha por los derechos de los trabajadores, aunque admite que la crisis y el desempleo también le han pasado factura y les “debilita”. El lema del congreso es Tiempo de lucha. Álvarez insistió mucho ayer en que el sindicato “tiene muy claro en qué lado de la calle está: en el de quienes pierden el trabajo, la vivienda o atención sanitaria”. Álvarez defendió el escrache, el señalamiento de políticos por su postura a la hora de votar leyes.

El líder de UGT también explicó que la organización quiere “abrirse de par en par a los parados”, prestando sus servicios a desempleados aunque no paguen la cuota de afiliados. No aclaró si este apoyo llegaría a costear un abogado ante un juicio.

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