Último concierto de abono de Víctor Pablo Pérez al frente de la Sinfónica

La Orquesta Sinfónica de Galicia (OSG), dirigida por Víctor Pablo Pérez, ha celebrado su decimoséptimo concierto de abono de esta temporada, con un programa monográfico Beethoven en el que han actuado como solistas la pianista Hyo-Sun Lim y el Trío Ludwig, del que la pianista coreana forma parte junto a los hermanos Abel y Arnau Tomás, violín y chelo respectivamente. La cita constituía el último concierto de abono dirigido por Víctor Pablo Pérez tras dos décadas al frente de la Sinfónica.

El concierto comenzó con la obertura Egmont, que tuvo una lectura de marcadas lentitud y solemnidad iniciales, bien contrastadas con sus episodios de mayor viveza, en os que la OSG mostró su ductilidad y poderío sonoro. Hyo-Lun Sim ofreció una versión bastante personal del Concierto nº 4, técnicamente impecable y más intimista de lo habitual, algo más en la línea de pianismo intelectual de un Alfred Brendel que en la llena de fuerza que se entiende consustancial a Beethoven. Víctor Pablo y la Sinfónica hicieron un acompañamiento acorde con la versión de Hyo-Lun Sim.

El Concierto para violín piano y chelo del de Bonn tuvo una versión más sólida, en la que se dejó ver el trabajo previo del trío, y pareció también mejor ensayada que el resto del programa. No en vano va a ser grabada para disco la próxima semana por sus protagonistas del concierto del viernes. El público la premió con un caluroso aplauso.

El del viernes fue el último concierto de abono dirigido por Víctor Pablo como titular de la Sinfónica. En estos momentos es de estricta justicia reconocer y agradecer al maestro burgalés sus logros en la formación de una orquesta de primer orden. Su acierto en la selección de músicos –a partir de los que él llama “focos de energía” como principales de las distintas secciones- ha sido parte esencial de este ascenso de la OSG.

La elección del repertorio adecuado para una formación progresiva e integral de la orquesta es otro de sus logros: Mozart, Rossini –tan importante técnicamente-, los ciclos sinfónicos completos de Beethoven, Brahms, Chaikovski, Mahler o Bruckner y la gran mayoría del de Shostakóvich han hecho que asistir a un concierto sinfónico sea en A Coruña algo tan normal como ir al cine.

Tanto que, instalados en esa gozosa rutina, casi nadie advirtió que el del viernes era el último concierto de abono de Víctor (que sin necesidad de apellido es el nombre con que se le conoce entre músicos y aficionados). Con él, el público ha “interiorizado ese hábito como una forma más de ocio, de formación, de placer”, tal como deseaba en el programa de mano del concierto inaugural su impulsor, el exalcalde Francisco Vázquez.

Han pasado veinte temporadas de conciertos desde su primera aparición en el podio del Palacio de la Ópera en A Coruña, dirigiendo entre otras obras la Sinfonía nº 2 de Sibelius. Todo un símbolo que, cerrando un ciclo, debe pesar para que su relevo por el nuevo director -Dima Slobodeniuk, formado en Finlandia- sea una apertura a nuevos horizontes de crecimiento artístico de la orquesta. Que no en vano es en gran medida una obra suya muy personal y querida.