“Olviden las disputas y el ego”
Madrid 2020 ensayó la visita olímpica con expertos vinculados al COI. Sus consejos: ocultar la mala relación de Blanco y Botella, tener cuidado con el inglés y el cansancio, mirar a los ojos y vigilar las preguntas trampa
Quizá importe menos lo que uno quiere que la forma en que trata de conseguirlo. Lo primero define una meta. Lo segundo, nuestra naturaleza. O, como dijo la semana pasada la nadadora Teresa Perales sobre el deporte olímpico: “Ponemos mucho empeño durante cuatro años de nuestra vida y luego tenemos apenas unos segundos para demostrarlo”. En el caso de Madrid, no han sido cuatro años sino cuatro veces cuatro: el pasado miércoles se cumplieron 16 años del inicio del sueño olímpico. Lo prendió Alberto Ruiz-Gallardón (PP), entonces presidente de la Comunidad, luego alcalde de la capital, ahora ministro de Justicia. En ese tiempo, la ciudad ha intentado obtener los Juegos dos veces sin éxito. El próximo 7 de septiembre sabrá si lo logra a la tercera. Para ello, esta semana pasó el examen de la comisión de evaluación del Comité Olímpico Internacional (COI), que ya visitó Tokio (Japón) y está ahora en Estambul (Turquía).
El resultado de los cuatro días de ponencias y visitas a instalaciones no se conocerá hasta verano. La candidatura tiene la sensación de que ha ido bien. Lo tenía muy ensayado. De hecho, lo tenía todo perfectamente ensayado. En las semanas previas a la llegada del COI, un grupo de expertos actuó como sparring: ante ellos, se desgranaron las explicaciones y se hicieron las visitas exactamente en los mismos horarios, para afinar a partir de sus consejos y evitar así errores.
Estos expertos, muy relacionados con el COI (aunque había incluso un antiguo miembro del FBI estadounidense), ofrecieron las conclusiones de sus cuatro días de visita a la capital antes del examen real. Su impresión es que “Madrid puede ganar”. Y como consejo: “El presupuesto de inversiones es, quizá por primera vez, mucho menor que el de organización. Es un punto especialmente fuerte en los tiempos difíciles que corren”.
“Llegamos con un nivel de esperanza más bien bajo”. La comisión de ensayo estaba presidida por Simon Clegg, hasta febrero director del equipo de fútbol inglés Ipswich Town, miembro del Comité Olímpico Británico desde 1989, y uno de los principales arquitectos de Londres 2012. En su informe tras la visita, Clegg aseguró: “Algunos habíamos llegado a Madrid con un nivel de esperanza más bien bajo. No nos esperábamos encontrar un proyecto tan bueno. Ahora soy un devoto convencido”. Respecto a la visita oficial del COI, prevista para semanas después, recalcaba: “No nos hará ganar, pero sí nos puede hacer perder. Deben marcharse con ganas de contar a sus compañeros lo bien que está Madrid”.
“Olviden sus disputas, cueste lo que cuesta a su ego”. “La candidatura está liderada por el ámbito deportivo, por el Comité Olímpico Español; se nota, y eso es muy bueno. Se trata de un trabajo en equipo, y lo que cuenta es ganar, sea como sea. Cada paso que se dé tiene que ser para llevar la candidatura hacia adelante, le cueste lo que le cueste al ego de cada uno. Olvídense de disputas internas, no tienen importancia ahora”, señalaba la comisión de ensayo. Madrid 2012 y Madrid 2016 fueron liderados por Gallardón, que no se puede ni ver con el presidente del COE, Alejandro Blanco. Este también se lleva mal con la actual alcaldesa, Ana Botella, y con el antes secretario de Estado para el Deporte y ahora líder socialista en el Ayuntamiento, Jaime Lissavetzky. ¿Por qué lo puso entonces Gallardón al frente de la candidatura? Al COI le gusta tratar con deportistas, no con políticos. Y Gallardón, además, sabía que sus días en la alcaldía estaban contados, pero no podía oficializarlo ofreciendo el puesto a Botella. Él quería poner al frente a Juan Antonio Samaranch Salisachs, uno de los tres miembros españoles del COI, e hijo del expresidente que logró los Juegos de Barcelona 92. ¿Qué pasó entonces? Que la Casa del Rey instó a que Blanco encabezara la candidatura. El Príncipe aceptó después ser su presidente de honor.
Las autoridades políticas no mandan en este caso. “Estamos montando un show, y como tal tiene que ser eficaz y seguir el guión establecido”, añadió otro miembro de la comisión de ensayo. “Es una visita olímpica y, como tal, tiene su protocolo, al que hay que adaptarse, con la disciplina olímpica que eso requiere. El COI presta mucha atención a eso”, explicó. “Deben respetar al moderador del equipo, el consejero delegado de la candidatura, Víctor Sánchez. No puede haber ninguna interrupción ni comentario espontáneo. De lo contrario, parecerán débiles e incontrolados”. Y añadió otra precaución: “Todo lo que se dice al COI es vinculante. Por eso, es mejor posponer las respuestas a asuntos espinosos”. “Entendemos que las autoridades políticas están acostumbradas a ejercer su control y prevalecer, pero no en este caso: se trata de una reunión olímpica”, concluía. Pese a ello, Clegg glosó la ventaja para la candidatura de tener a Botella, “gran comunicadora política”.
“Están cansados y se nota”. En su informe, Clegg aseguraba: “Ha habido una gran mejora entre el primer día y el último, pero aún se pueden aportar mejoras. Algunas presentaciones, fundamentalmente las técnicas, son muy buenas, y nuestro reto es lograr ese nivel en todas”. La comisión de ensayo reseñó el “preocupante grado de cansancio” de los miembros de la candidatura: “Están cansados y se nota. (…) Puede que tengan recursos humanos escasos para la tarea que hay que llevar a cabo. Busquen colaboración”. Y añadía otro consejo: “Procuren fatigar lo menos posible a los miembros de la comisión de evaluación”. Como conclusión, señalaba: “Tienen que ensayar una y otra vez, demostrar que se han involucrado en la preparación de este espectáculo y que llevan preparándolo juntos, como un equipo, desde hace mucho tiempo. El COI lo nota y lo reconoce y lo aprecia”. “Y si la pregunta que les hacen es comprometida, para gastar minutos pueden enumerar titulares para dar menos tiempo y que no hagan más”.
Sin teléfonos móviles, y mirando a los ojos. “La comisión de evaluación va a ponerles a prueba, a provocarles para buscar si son realmente un equipo integrado como dicen ser. Algunas preguntas tendrán sólo esa finalidad. Estén preparados”. En su informe, Clegg invita a considerar la visita de la comisión de evaluación como si fueran los propios Juegos. E incide sobre todo en el trabajo en equipo. En ese sentido, los móviles quedaron prohibidos durante las presentaciones, no por motivos de seguridad sino por “disciplina de equipo”, para que todos “muestren la máxima concentración” cuando otro hable, sin dar nunca la impresión de aburrirse. Objetivos: “Establecer contacto visual con cada uno de los miembros de la comisión, e interactuar con ellos de manera amistosa pero protocolaria”. Entre los requisitos del COI: traductor cuando habla un hombre, traductora cuando habla una mujer. Y siempre, siempre, utilizar la terminología olímpica. “Se está vendiendo una propuesta y un producto, y hay que hacerlo de manera positiva”, zanjaba el informe de la comisión de ensayo.
Un profesor de inglés para Botella. “La capacidad del equipo para expresarse en inglés es, en conjunto, muy buena. Pero tienen que comunicar con pasión, y algunos no van a poder hacerlo en inglés, así que es mejor que lo hagan en español. La comisión de evaluación no les va a quitar puntos por eso”, señalaba Clegg. Botella llevaba desde principio de año con un profesor de inglés particular. Además, la comisión de ensayo señalaba: “Los españoles tienen humanidad, enséñenla”. “Sonreír y comunicar nuestra pasión española: queremos los Juegos, podemos hacerlo”, concluía.
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