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“Mi brújula muestra los caminos que no tomaste”

Albert Espinosa retoma su universo personal en su cuarta novela

Anna Pacheco
El polifacético Albert Espinosa.
El polifacético Albert Espinosa.EFE

Verdad, amistad o felicidad son bienes, intangibles, del universo de Albert Espinosa (Barcelona, 1973), obsesionado en impregnar de vida —en mayúsculas— cada línea de sus textos para el teatro, la televisión o sus exitosos libros. Brújulas que buscan sonrisas perdidas (Grijalbo, en catalán en Rosa dels Vents), título de su cuarta novela, conserva, para deleite de sus lectores, ese afán de encontrarse con uno mismo, que lo ha convertido en toda una revelación de la narrativa juvenil y adulta. “La novela habla de brújulas, pero no de las que te indican el norte, sino aquellas que te muestran los caminos que no tomaste, los besos que no diste, las sonrisas perdidas”, avanzó ayer el autor durante la presentación de su nueva obra que apunta a best-seller para el próximo Sant Jordi.

La novela narra la vida de un hombre con una vida rota por la trágica muerte de su esposa y por la enfermedad de su padre, que padece Alzheimer. El sentido de la vida y el sufrimiento como leitmotiv recurrente, Espinosiano, toman fuerza en este relato para ensalzar la importancia del “perdón y las segundas oportunidades”, según explicó ayer el autor, que añadió: “No creo en la felicidad, creo en encontrar aquellas cosas que nos hacen infelices, como el protagonista de mi novela, que se enfrenta a ellas”. Sus anteriores obras estaban protagonizadas por personajes masculinos; en esta la feminidad se potencia gracias al papel de las cinco mujeres —esposa, madre, dos hijas y mujer de su hermano—, que acompañan al protagonista.

La novela fue escrita en ciudades como Córdoba, La Coruña, Londres, París o Buenos Aires, por lo que Espinosa pensó, inicialmente, titularla Barcelona, Boston, Buenos Aires. En cualquier caso, los viajes, así como las personas que ha conocido en ellos, tienen una fuerte presencia en el libro y sirven para completar su “archipiélago de sinceridad” formado por “las personas-islas que sé que siempre me dirán la verdad y con las que te vas encontrando a lo largo de tu vida”.

Siguiendo con títulos enredados, Brújulas que buscan sonrisas perdidas llega dos años después de Si tú me dices ven lo dejo todo… pero dime ven, traducida a 22 lenguas. En total, junto con Todo lo que podríamos haber sido tú y yo si no fuéramos tú y yo (2010) y El mundo amarillo (2008) ha vendido un millón de copias en cuatro años. Ayer, Espinosa admitió que la conexión definitiva con ese nuevo público quinceañero “muy pasional” se debe al éxito de Polseres Vermelles, la serie emitida en TV-3, con 800.000 espectadores en su segunda temporada, y en Antena3 con casi 3 millones. DreamWorks, productora de Steven Spielberg, ha comprado los derechos de la serie y planean emitirla próximamente en la cadena estadounidense ABC.

Muchos de los textos de Espinosa acostumbran a terminar con puntos suspensivos. Para él, los tres puntos son sinónimo “de ligereza, de un no final, de hacer la vida más fácil a la gente”. Y esa misma es la máxima que parece imperar en la narrativa de este escritor en pleno boom, que proclama aquello tan simple y, a la vez tan necesario, de que “para vivir, hace falta vivir…”.

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