Cuentacuentos, bailes y galas benéficas
La Falla Elcano, en Xirivella, presume de tener la carpa más grande de la Comunidad Valenciana y la segunda con mayor aforo
Los cuatro payasos de semblante triste que forman la Falla Teodoro Llorente de Xirivella tienen enfrente a un buen competidor. Este monumento situado en la acera contraria a la biblioteca pública del municipio valenciano parece rendirse a su acompañante, la carpa. Este pabellón, que celebra sesiones de cuentacuentos, de bailes temáticos o galas benéficas contra el cáncer o por las personas discapacitadas, lo supera por unos centímetros. Presume, además, de ser el más grande de la Comunidad Valenciana. Mientras, la Falla, creada en 1971, obtiene el segundo lugar en cuanto aforo en la Junta Central Fallera, con 1000 socios.
Una cifra singular para una población de fuera de la capital. “Encima hay muy buen ambiente”, señala José Manuel Naranjo, el presidente de la Falla. Mientras describe el trasiego de personas que se afilia al este casal, Naranjo explica las comodidades del lugar: “Hemos puesto dos tubos de calor para aclimatar el toldo y el suelo de parquet. Si no, en días como estos te congelas”. En el interior, centenares de sillas y mesas se ordenan en torno a un escenario. Varias bandas azules cubren el techo, a unos 15 metros de altura, y una Falla infantil espera embalada a la plantá. En pocos minutos empieza la sesión de cuentacuentos. Vicente Cortés, el encargado de la actividad, reconoce que es uno de los ambientes más difíciles porque todo el mundo está disperso. “Es un reto, porque aquí se está esperando bailar. Se entra, se sale… ¡y encima en este espacio tan grande!”, observa mientras unos 50 niños mastican las hamburguesas de la merienda cena.
Este cuentacuentos, pulido a base de bibliotecas, hospitales o prisiones, se prepara en cuaderno y la guitarra mientras los altavoces escupen el popular tema surcoreano Gangnam Stile. A su lado, Amparo Villar, una vecina que lleva apuntada 12 años a la agrupación, coloca ganchitos en platos y destaca el compañerismo y la alegría del lugar. “Y la cuota es normal. En Valencia es más caro”, agrega.
Este paralelogramo de unos 600 metros cuadrados lleva levantándose 4 años. Antes, los componentes de la Falla se resignaban a montar una carpa más pequeña en la calle contraria. “Le pedimos permiso al Ayuntamiento para que nos prestara el descampado”, explica el presidente, “y aquí no molestamos ni cortamos la calle”. La empresa Maestrat, acostumbrada a montar este tipo de toldos, aclara que “no es lo normal en Fallas algo tan grande”. “Montamos jaimas y carpas en festivales de hasta 5.000 metros cuadrados, pero en estos festejos es la única, no hace falta más que darse una vuelta para comprobarlo”, señalan los responsables de una compañía que se dedica al montaje de este tipo de instalaciones desde hace 15 años.
“Hemos puesto dos tubos de calor para aclimatar el toldo y el suelo de parquet"
La disposición de este rectángulo se inicia una semana antes de cuatro días centrales de las fiestas. A lo largo del fin de semana, este habitáculo que da la espalda a la autovía que separa al municipio de la capital sirve de punto de encuentro de los vecinos. Cada velada se ameniza con música temática y una discoteca móvil que dura hasta las cuatro de la madrugada. “Hay mucha marcha, mucha gente”, remata Isabel Cuéllar. La mujer del presidente de la Falla se enorgullece de poseer todos los galardones posibles: “Me he llevado todos los premios y, además, al marido”, sonríe. Isabel ha dedicado 42 de sus 54 años a esta comunidad que ahora custodia Manolo, un miembro de seguridad que pone orden a la fila de niños que se pelea por entrar. “Entré a los dos años de que se fundara”, apunta.
Las dimensiones de la carpa no excluyen la limitación del aforo. Según cuentan, han tenido que cerrar el cupo a personas externas y solo aceptan familiares directos. Por mucho que la barra tenga una capacidad parecida a la de una discoteca de lujo o que el pavimento pueda albergar a 500 parejas, en la Falla prefieren la comodidad a la muchedumbre. Un desahogo que comparten los centenares de niños que se arremolinan en cada esquina. “Es una comisión muy divertida”, asegura un grupo de chavales. “Es la mejor”, añaden. “Tiene bailes, juegos y el otro día vinieron los actores de la serie El secreto del Puente Viejo”.
Para el pueblo, de más de 31.000 habitantes, esta falla es “un orgullo”, aunque las otras cinco tampoco desmerecen. Y ser los primeros de la Comunidad Valenciana les agrada tanto o más que las actividades que rellenan estos festejos. Más, casi, que la banda de Siete Aguas que toca una charanga en la entrada, cobijándose bajo el imponente pabellón y reflejándose en los apocados payasos.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.