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La basura amenaza a Málaga

El comité de Limasa, la empresa de retirada de residuos, ha convocado un paro indefinido a partir de Semana Santa para evitar un recorte de seis millones de euros anunciado por el Ayuntamiento

Trabajadores de Limasa, la empresa de retirada de basuras de Málaga.
Trabajadores de Limasa, la empresa de retirada de basuras de Málaga.GARCÍA-SANTOS

La huelga de basura de Sevilla duró 11 días. Granada soportó 13 días de paros. Y los vecinos de Jerez pasaron 21 días sin que nadie recogiera sus desperdicios. Ahora le puede tocar el turno a Málaga. Si el Ayuntamiento de la capital malagueña y los trabajadores no logran cerrar un acuerdo antes del próximo Viernes de Dolores, los casi 1.600 empleados de la empresa mixta de limpieza (Limasa) abandonarán ese día las escobas para iniciar un paro indefinido a partir de las seis de la mañana.

El distanciamiento entre las partes en conflicto (Ayuntamiento y comité) es cada día mayor. La dirección de la empresa defiende la necesidad de cambiar los descansos y las vacaciones de la plantilla fija para reducir los contratos eventuales y hacer frente así al recorte de seis millones de euros que el Ayuntamiento piensa aplicar a Limasa, un 7% del total. El presupuesto municipal para limpieza de 2013 es de 86 millones de euros. El 49% del accionariado es municipal, mientras que el 51% restante corresponde a los socios privados (FCC, Urbaser y Sando).

El alcalde de la ciudad, Francisco de la Torre (PP), apelaba esta semana al “amor a Málaga” para pedir a los trabajadores que no se llegara a la protesta. De la Torre conoce el grave daño que la huelga puede ocasionar a la imagen turística de la capital de la Costa del Sol en plena Semana Santa. El regidor ha sufrido varios amagos anteriores y los vecinos recuerdan las imágenes de contenedores quemados y toneladas de basura tiradas en las calles en la gran protesta de limpieza que vivió la ciudad en junio de 2002.

Los empresarios hoteleros y de restauración del centro histórico no están dispuestos a perder clientes en la primera oleada de turistas de este año en Málaga. Han llegado a plantear que ellos mismos retirarían de las calles las bolsas de basura si se produce el paro. “La idea es concretar entre vecinos y establecimientos el modo de retirar los desperdicios; no entendemos la postura de los trabajadores y esto pasa por el empecinamiento de una parte que no quiere llegar al acuerdo”, afirma el presidente de la Asociación de Empresarios Hosteleros de Málaga (Ahema), Rafael Prados.

Entre tanto, las cofradías malagueñas temen que además de mirar al cielo (por las posibles precipitaciones) ahora los tronos también tengan que esquivar las montañas de basura con las que se vayan topando a lo largo del itinerario. El presidente del colectivo, Eduardo Pastor, afirma que es “necesario un acuerdo por las consecuencias económicas que puede acarrear el paro, porque nosotros vamos salir a la calle a pesar de la huelga”.

Los representantes de los trabajadores exigen el cumplimiento de los acuerdos adoptados hace un año (en la anterior negociación colectiva) para evitar la huelga de limpieza y que no se desvinculen los artículos relativos a los descansos y las vacaciones del nuevo acuerdo. Ambas partes no han sido capaces ni de acordar los servicios mínimos que finalmente tendrá que fijar en los próximos días la Junta. Incluso tienen problemas para aplicar el laudo arbitral dictado esta semana por el Servicio de Mediación de Conflictos Laborales (Sercla) y que los dos han decidido acatar.

El presidente del comité de trabajadores, Manuel Belmonte, dijo ante la asamblea de empleados: “Se están riendo de nosotros y no lo debemos permitir, así que no hay que tener miedo a las movilizaciones”. Desde 1989, cada renovación del convenio colectivo de los trabajadores de Limasa acaba en conflicto y, en consecuencia, en una convocatoria de huelga. En las dos últimas negociaciones (coincidiendo con los años de mayor repercusión de la crisis) la cuerda se ha tensado tanto que el alcalde ha llegado a amenazar a los sindicatos con aplicar un Expediente de Regulación de Empleo (ERE). En este caso, el anuncio de despido afectaría a más de 300 empleados de la plantilla fija compuesta por 1.250 personas (hay otros 400 trabajadores eventuales).

Sin embargo, el ERE quedaría, de momento, aparcado si ambas partes mantienen su compromiso de respetar el laudo arbitral del Sercla. Los grupos de oposición en el Ayuntamiento de Málaga (PSOE e Izquierda Unida) reprochan al equipo de gobierno del PP que sea incapaz de resolver el conflicto laboral. Ambas formaciones consideran fundamental el rescate del servicio de limpieza, extremo que rechaza Francisco de la Torre por el elevado coste que supondría esta municipalización para la ciudad.

Si finalmente se lleva a cabo, la de Málaga sería la cuarta huelga de basura que se produce en los últimos cinco meses en las grandes ciudades andaluzas. El paro en Sevilla, que tuvo lugar a principios de febrero, dejó más de ocho mil toneladas de basura en las calles. Los empleados suspendieron la protesta después de asumir una rebaja salarial directa del 3,6% así como los cambios de la bolsa de empleo eventual.

También en Granada el punto de desencuentro principal que provocó la huelga el pasado enero tenía que ver con las nóminas. Los trabajadores aceptaron finalmente una reducción salarial del 2,5% y un aumento de las horas laborales semanales hasta llegar a 37,5 (al igual que en la capital hispalense). En Jerez la protesta la provocó un ERE impuesto por la empresa concesionaria que gestiona el servicio (Urbaser) para más del 30% de la plantilla, lo que afectaba a 125 trabajos. Antes, el Ayuntamiento ya había realizado un recorte de cuatro millones de euros debido a la situación de asfixia de las arcas municipales. 3.300 toneladas de basuras se acumularon por la ciudad. Finalmente el conflicto se resolvió sin despidos y una vez que los trabajadores asumieron una rebaja salarial del 10%.

Un convenio en el punto de mira

El sueldo de un trabajador de Limasa oscila entre 1.300 y 1.600 euros brutos al mes a los que hay sumar cinco pagas extraordinarias al año. El convenio ha incorporado en los últimos ejercicios varias cláusulas que han sido cuestionadas por diferentes sectores de la ciudad. El salario base contempla un plus de nocturnidad de 14 euros diarios, un complemento de antigüedad, un “obsequio” de Navidad de 68 euros, otro de 202 euros por cada hijo, 183 euros por contraer matrimonio, 429 euros por jubilarse tras 20 años de servicio y 244 euros por año trabajado en caso de jubilación. En la negociación del convenio del año pasado, los trabajadores consiguieron llegar a los 36 días de vacaciones al año. A esto se suman cinco días de asuntos propios y derecho a 20 días naturales por casarse (cinco más de los que contempla la legislación).

Una de las cláusulas más controvertidas del convenio se refiere al hecho de que los puestos de trabajo sean hereditarios. Se permite que un familiar pueda ocupar el puesto que deje un empleado por fallecimiento, invalidez o jubilación anticipada.

En la actualidad hay 14 personas que están esperando acceder a un empleo en Limasa una vez que uno de sus familiares se retire. El polémico punto no figura en ningún otro convenio de las empresas de limpieza que han ido a la huelga en los últimos meses en Andalucía.

Los trabajadores adquirieron ese derecho en 1989 cuando aún gobernaba en el Ayuntamiento de Málaga el socialista Pedro Aparicio. Con la llegada del PP se intentó en varias ocasiones (sin éxito) retirar esta medida.

En el pleno del 23 de febrero de 2012, apenas una semana después de la anterior amenaza de paro, se aprobó por unanimidad una moción urgente del equipo de gobierno del Partido Popular que instaba al consejo de administración de la empresa y a su gerencia a que se negociaran los acuerdos laborales para corregir esa situación.

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