Soler corta la única oreja de la tarde
Floja novillada de Jandilla y Vegahermosa ante novilleros voluntariosos
No salió a gusto del consumidor la novillada de Borja Domecq, con los dos hierros de Jandilla y Vegahermosa. Ni un reproche a su presencia, aunque desiguales sobre todo de cara. Los hubo casi cornalones, delanteros, gachos, cómodos, una variada exposición de cornamenta. El cuarto, que pasó de la media tonelada, fue más toro que novillo. La nota común del conjunto fue su escasez de fuerzas, segundo y tercero incluso más cercanos a la invalidez. Nobles en general, aunque el sexto acabó por sacar cierto sentido y amagó con ir a la busca y captura de su matador. Aquel cuarto, más toro que novillo, fue, junto al tercero, el de mejor fondo de todos. Ninguno destacó en varas y mantuvieron en general un nivel cumplidor. El quinto, que derribó en la primera entrada al picador, sacó un punto de picante, ayuno de clase, fue también algo topón.
Jandilla, Vegahermosa / Chover, Campos, Soler
Cuatro novillos con el hierro de Jandilla y dos, 3º y 6º, con el de Vegahermosa. Bien presentados, aunque muy desiguales. El cuarto destacó por su trapío. Faltos de fuerzas. Sin clase. El cuarto, el de mejor fondo. Discretos en varas.
Jesús Chover: entera muy trasera (silencio); tres pinchazos –aviso-, dos más y casi media (saludos).
Tomás Campos: estocada desprendida (silencio); pinchazo –aviso- y descabello (saludos).
Vicente Soler: entera desprendida (oreja); pinchazo y entera caída y trasera (saludos).
Plaza de Valencia, 11 de marzo. Tercera de Fallas. Menos de media.
La única oreja de la tarde fue a parar a las manos de Vicente Soler, debutante en Valencia al igual que Tomás Campos. Ese trofeo lo cortó Soler del tercero de la tarde. Cornidelantero el novillo, fue recibido con dos largas de rodillas en el tercio. Lo mejor de Soler, las verónicas que siguieron: bien llevado el novillo, templado en los vuelos del capote. Antes de ir al caballo el de Vegahermosa ya midió la arena. Protestado, se salvó por la campana de regresar a los corrales. Cosas de la vida de un toro: tan protestado en el primer tercio, se vino arriba en el último y tuvo hasta sus gotas de calidad para la muleta.
Soler comenzó la faena de rodillas, por derechazos. Apurado en el último, se puso en pie enseguida. De todo lo que Soler le hizo a ese novillo, que fue a granel, algún natural suelto le salió templado. Más embrollado por el pitón derecho, esa faena tomó definitivo rumbo bullidor con sus apuros finales. El sexto le pegó a Soler una monumental voltereta cuando lo pasaba de muleta. Quedó todo en un susto; un buen susto. Soler volvió a la carga con un saco de voluntad y sorteó alguna aviesa intención del novillo, que terminó por buscar más torero que muleta.
Todo populismo en Jesús Chover, que no regateó esfuerzo. Le salió muy limpia la larga con la que recibió a porta-gayola al que abrió plaza. No contento aún le dio tres faroles, así mismo con las dos rodillas en tierra, y dos lances más de tal guisa, siempre en el tercio. Al paso el novillo, sin casi resuello, no pasó por donde estaba previsto que pasara. Chover le puso ganas pero aquello ni tenía emoción ni sentido. Al cuarto también lo saludó como al primero, aunque esta vez el novillo, más toro que novillo, en vez de tomar el capote brincó por encima del torero en un salto olímpico. En su tenaz muestra genuflexa, un afarolado de rodillas fue el primer muletazo. Con fondo bueno, aunque al paso, el novillo dejó que Chover montara una larga faena, voluntariosa pero sin relieve.
Chover y Soler banderillearon en conjunto a sus respectivos lotes. Hubo variedad, voluntad, pero poco más. Desiguales en todo, tanto en ejecución como en colocación.
Tomás Campos, paso sin pena ni gloria en el segundo. No pasaba el novillo y, por lo tanto, tampoco pasaba nada. Al quinto, el de más picante aunque sin clase, Campos aplicó oficio. Pases sueltos, porfía y un atisbo de buenas maneras.
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