El Hipódromo da el salto
El recinto de la Zarzuela recupera las carreras de obstáculos y los eventos vespertinos, programa hasta 49 jornadas de caballos con mayores premios y lanza una oferta de ocio más amplia para revertir su declive
Román Martín Arranz, de 22 años, es un gentleman; es decir, un jinete de carreras amateur, pero teme que quizá nunca llegue a ser profesional a lomos de un caballo porque su físico, apenas 60 kilos en un cuerpo de 183 centímetros, le impida emular a su abuelo, Román Martín, uno de los históricos del deporte y gran rival del mítico Claudio Carudel. Sin embargo, Román mantiene el sueño de ser un yóquey, con licencia profesional, como también lo fueron su padre, su madre y su tía. Este domingo competirá en la inauguración de la temporada del Hipódromo de la Zarzuela, y lo hará en una modalidad de carrera que jamás ha practicado y que no se celebra en ese escenario desde hace 20 años, una prueba de obstáculos. Un grupo de caballos lanzado a la carrera y saltando, a veces casi atravesando en vuelo rasante, una valla de brezo supone un golpe extra de adrenalina para unos aficionados que ya vibran con el ruido del galope en llano de sus animales preferidos en carreras que apenas duran uno o dos minutos.
Con las pruebas de obstáculos, hasta 13 esta temporada; con un calendario que de momento ya se extiende a los 49 días de competiciones, nueve más que en 2012; y con la implantación de las carreras vespertinas, que tampoco se celebraban en Madrid desde 1996 —a pesar de que la tribuna está diseñada para el sol de la tarde—, el Hipódromo pretende dar esta temporada el salto que le permita convertirse en uno de los principales centros de ocio madrileños. Habrá, además, más premios para los caballos ganadores, para incentivar a los criadores, elevar el nivel de competición y atraer así a más aficionados. Y hasta se han conseguido para tres pruebas la categoría de Listed (la liga internacional). La cita cumbre será en el Gran Premio Ciudad de Madrid, el 30 de junio. Todo con tal de dar el empujón definitivo al principal hipódromo español, aún no repuesto del todo tras permanecer cerrado entre 1996 y 2005.
Tras salir de esos años oscuros de apagón equino, el Hipódromo no ha logrado remontar el vuelo quizá lastrado también por la crisis, pero sus nuevos gestores han diseñado un ambicioso programa. Conciertos y exposiciones, desfiles de moda, videojuegos y días temáticos irán trufando el calendario hasta el 6 de diciembre. La entrada para adultos se ha unificado a 9 euros, y es gratis para los menores de 14 años. Los más pequeños dispondrán de una zona de ocio con hinchables, talleres infantiles y, cómo no, podrán estrenarse en la afición con ponis. La ahora denominada Madrid Horseracing Experience se completará con la Villa Gourmet, una nutrida oferta gastronómica donde irán rotando conocidas marcas.
Jamón y gulas
En lucir pamelas es complicado ganar a los ingleses cuando se trata de ver correr a purasangres o de contemplarlos en el paddock antes de las carreras, pero Madrid es difícil de superar a la hora de comer un buen jamón ibérico, tortillas de patata, bocadillos de calamares o gulas con champán.
España no puede compararse con países como Reino Unido, Estados Unidos, Japón, Australia, Dubái o Francia. Por ejemplo, el país galo movió en 2012 alrededor de 10.500 millones de euros solo en apuestas en las carreras. Así lo asegura Gerardo Torres, director de carreras, que cifra los ingresos de la Zarzuela en apuestas en unos 10 millones al año.
Otra cosa es a nivel deportivo, donde los caballos y jinetes españoles compiten muchas veces en el extranjero, sobre todo en el sur de Francia, en cuyos hipódromos completan la temporada muchos de ellos. “Hemos avanzado muchísimo profesionalmente”, asegura José Luis Martínez, de 42 años y apenas 52 kilos, mientras se come una tostada con tomate para desayunar, lujo que solo se permite a principios de semana. Martínez, con 700 carreras ganadas, es quizá el mejor yóquey en activo, pues ha vencido ya nueve veces la estadística en España; es decir, ha sido el mejor durante nueve temporadas.
Martínez, que debutó hace 26 años, competirá en la Zarzuela en la sesión inaugural. Pero entre la tostada de tomate del martes y la carrera del domingo tenía otra cita. Ayer compitió en Dubái con el ya famoso caballo Plantagenet. Acabó segundo, un magnífico resultado, aunque quizá le sepa a poco porque ya sabe lo que es ganar en el país árabe, donde el dinero del petróleo abona el mundo de los caballos sin recurrir a las allí prohibidas apuestas.
A lo largo de esta semana se ultimaban todos los detalles para la inauguración. A escasos ocho kilómetros de la Puerta del Sol, el Hipódromo de la Zarzuela está en un enclave natural junto al monte de El Pardo, de 110 hectáreas pertenecientes a Patrimonio Nacional. Y las elegantes y ligeras cubiertas de las tribunas proyectadas por el ingeniero de caminos Eduardo Torroja están declaradas monumento histórico-artístico. Pero ahora es un enclave casi reservado al mundo del turf (carreras de caballos).
Un mundo en el que conviven a diario los jinetes con criadores, entrenadores, mozos de cuadra, herradores, veterinarios… Es el caso de Václav Janácek, checo de 27 años, que lleva tres en España y es el actual campeón de la estadística. “Aquí monto buenos caballos, y mi familia está contenta”, explica con una sonrisa, “si no hay buenos entrenadores y buenos caballos es difícil ser un campeón”. Los jinetes no corren en exclusiva para una sola cuadra. La “monta perdida” se paga a 90 euros, y si se acaba entre los primeros, los jinetes se llevan el 10% del premio. “Cuanto más carreras, más dinero”, resume Janácek, que se enfrentará esta temporada a grandes figuras como Jorge Horcajada, Óscar Ortiz de Urbina, o José Luis Borrego.
Junto a Janácek está su mujer, Ingrid Janáckova Koplikova, de 25 años, y una de las pocas profesionales del paddock junto a las españolas Nieves García, Gloria Madero y Sandra Bermejo. Madre de una niña de tres años, Ingrid se queja de que hay un componente machista. Las mujeres pueden tener “la ventaja del peso”, pero para ellas “es más difícil porque los hombres tienen mejores caballos”.
Otra mujer que habita el oasis de la Zarzuela, que atenúa entre árboles el bullicio de Madrid, es la entrenadora Bárbara Valentí, de 35 años, que fue amazona durante seis temporadas aunque reconoce que no era muy buena. “Se me daban bien los recorridos, preparar los caballos”, explica. Y de ahí el cambio. Hace meses se planteó emigrar a San Sebastián (más cerca del circuito francés), pero tras los cambios en la Zarzuela decidió quedarse, donde entrena 16 purasangres de distintos dueños. “Dicen que soy mejor entrenadora de yeguas”.
Nuevos tiempos para el ocio
- La temporada. Se inaugura el domingo 24 y termina el 6 de diciembre.
- Entradas. Adultos, 9 euros (5, reducida). Niños hasta 14 años, gratis.
- Horarios. Las carreras son: matinales (12.00), en invierno; vespertinas, a partir de abril; y nocturnas (los jueves), en julio y agosto.
- Actividades lúdicas. Hay programados conciertos, exposiciones, desfiles de moda, días temáticos sobre ciudades del mundo, videojuegos...
- Para niños. Hay zonas acotadas con talleres infantiles, hinchables, monitores... además de los tradicionales ponis.
- Villa Gourmet. Una oferta gastronómica en la que rotarán marcas de restauración implantadas en España.
- Sin coche. Se habilita una lanzadera de autobuses gratuitos desde las 10.00 hasta las 16.30 en el paseo de Moret, junto al intercambiador de Moncloa.
Francisco Rodríguez, de 52 años, es otro de los entrenadores, en este caso con 30 años de experiencia. También compitió. Y ganó con 16 años a lomos de Rheffissimo el Gran Memorial de Madrid. “El caballo era bueno, pero yo era muy bueno también”, dice entre risas. Rodríguez envidia a Francia. “En todos los pueblos hay un hipódromo, aunque sea de mala muerte”, asegura.
Los entrenadores necesitan a los criadores. Y ya se acabaron los tiempos en los que hasta futbolistas como Míchel Salgado, Raúl o Guti —“que era alérgico y se quedaba en el coche”, asegura Rodríguez— tenían purasangres en las cuadras de la Zarzuela.
Pero los criadores necesitan estímulos. Luis Álvarez Cervera (Madrid, 1947) con siete participaciones en seis Juegos Olímpicos (cinco en salto y dos en concurso completo), es uno de los pocos que reconocen tanto su afición a la hípica como a las carreras, para muchos disciplinas irreconciliables. El experto, que tiene en Aranjuez un centro de cría y recuperación, explica que si no hay buenos premios en las carreras los criadores no se animan a comprar potros. Y en este mundo nadie se hace rico criando purasangres. “Empatar entre gastos e ingresos ya es un triunfo”, asegura Álvarez Cervera, que puntualiza que el mundo del caballo es un sector productivo que en Francia da trabajo a 75.000 personas. “Un caballo se hierra cada mes, y cuesta entre 50 y 70 euros, casi como un par de zapatos buenos”.
“Este es el año del lanzamiento”, manifiesta por su parte la presidenta del Hipódromo de la Zarzuela, Faina Zurita Ussía. Cuando Zurita se incorporó a la gestión del hipódromo, hace justo un año, se planteó un objetivo claro, dar beneficios: “Se trata de gestionar una empresa, pero se parece más a un equipo de fútbol, no puedes mirar solo la cuenta de resultados”. Y explica que lo primero ha sido poner en orden: “Por primera vez desde su inauguración en 1941, tiene una licencia de funcionamiento”.
En cuanto a las cuentas, el Hipódromo, que da trabajo a 36 personas y otras 142 los días de carrera, sigue en pérdidas. El recinto tiene unos ingresos anuales de 15 millones de euros. Pero los gastos se elevan a 17 millones a pesar de reducir los costes un 20%.
Zurita está convencida de que se revertirá esta situación cuando se apruebe el reglamento de la nueva Ley del Juego que permita las apuestas exteriores.
Pero lo prioritario es atraer aficionados. “Antes, todo estaba enfocado a los turfistas, a entendidos, ahora hay que atraer a gente nueva y convencerles a través de una experiencia muy especial”, asegura convencida de las cualidades de este deporte: “Es espectáculo, es emoción y es tradición”.
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