24 horas en la ciudad

1. Bikram Yoga Boadilla. Me levanto a las ocho y empiezo el día con una sesión de este nuevo tipo de yoga a 42 grados que me ha cambiado la cabeza y que tiene un punto que me conecta con el baile. Tomo unos zumos naturales fantásticos y salgo como una moto (Infante Don Luis, 15).

2. Galería José Robles. Un amigo apasionado del arte que tiene unas exposiciones magníficas. Las vemos, charlamos y me cuenta sus proyectos. Me fascina ver cómo se mueve el arte en España a pesar de la desidia de los estamentos oficiales y cómo la gente se juega su dinero en lo que cree (Belén, 2).

3. Librería Antonio Machado. Es mi librería de cabecera, a la que voy en busca de recomendaciones. Me han descubierto autores maravillosos como hace muchos años a Tabucchi. Me llevo desde novelas a ensayo, biografías, teatro, poesía... tengo miles de libros, no sé, unos 2.000, la verdad es que nunca los he contado (Fernando VI, 17).

4. Arco Decoración. Cruzo la calle para visitar a los hermanos Chani y Juan Tenorio. Él es un genio del diseño, hace magia. Me hizo unos muebles para casa de art decó que es como estar en París en 1900. Cuando ves la tienda, da una rabia tener la casa ya decorada... (Fernando VI, 2).

4. Centro de entrenamiento Iván Perujo. Mi entrenador personal y puedo presumir de que también es uno de mis mejores amigos. Acaba de traer una máquina de electrodos increíble y revolucionaria que endurece todo el cuerpo sesión a sesión. En Deseo —escrita y dirigida por Miguel del Arco, con Belén López, Emma Suárez y Gonzalo de Castro— salgo desnudo y a estas edades hay que cuidarse mucho por respeto a la estética (a punto de abrir en el centro comercial El Jardín de Serrano, Goya, 6-8).

5. Teatro Maravillas. Día sí día no voy a ver a mi hermano Pedro y a nuestro equipo —Eva, mi sobrino Carlos Larrañaga Júnior, Nicolás del Monte— para departir sobre la marcha del teatro. Hace ya 10 años que lo compramos entre mi hermano Pedro, Amparo [Larrañaga, su hermana] y Maribel [Verdú, su cuñada] (Manuela Malasaña, 6).

6. El Parnasillo. Fui por primera vez cuando tenía 14 años con mi abuelo Ismael, en la celebración de las nosécuántas funciones de Petra Regalado, y ya lo llevaban Nina y Javier, que tuvieron también el pionero Café del Foro. Bohemio, buena compañía, música agradable, vermú, aperitivos ricos... Es importante tener un punto de encuentro ahora que está todo tan disgregado (San Andrés, 33).

7. Sagardi. Espiritualmente, por orígenes familiares y en recuerdo de las giras teatrales de verano en las que perseguíamos a nuestros padres por toda la zona, soy del norte, vasco, cántabro, asturiano... por eso me encanta este restaurante de cocina vasca donde siempre te tratan maravillosamente. Para empezar, alubias pintas con su guindilla, me lo puedo permitir que para eso hago deporte, luego un solomillazo o chuletón si es para compartir, aunque también una merluza, que con los años me voy haciendo más pescatero. De postre, arroz con leche (Jovellanos, 3).

8. Prado/Retiro. Un paseo por el parque y el Palacio de Cristal para bajar la comida y, si tengo un rato, me cuelo en el museo. Es un lugar mágico y muy especial, una zona en la que viví con mi abuelo y en la que pasé tantas mañanas, tardes y noches de la niñez y de la adolescencia con amigos soñando el futuro. Desde niño ya quería ser actor, tenía el destino señalado.

9. Teatro Alcázar-Cofidis. Tenemos función de miércoles a domingo y la suerte de que esté lleno.  Es una comedia con un fondo de oscuridad grande en la que una apuesta entre mujeres en principio inocente se les va de las manos y se convierte en catástrofe. Miguel del Arco ha podido contar con la producción que quería para contar la historia y un escenario giratorio lleno de paneles que es como un personaje más (Alcalá, 20).

10. El Patio. Al acabar la función, pasamos los compañeros por este bar típico andaluz que está cerca de la salida de actores del teatro a tomar una caña y pescaíto frito para despedir el día, antes de coger el coche e irme de vuelta a mi pueblo, Boadilla, con mis dos galgas, rescatadas gracias a Cristina, de Galgos sin Fronteras. (Arlabán, 1).