Ni una palabra sobre el trasvase del Ebro

A los diputados del PP les gustaba más otra película, la de los tiempos del victimismo. El vicepresidente José Ciscar solo fue aplaudido desde los escaños de la derecha cuando se refirió a las señas de identidad y al agua. Un discurso, el de la política hídrica, al que el ahora también consejero de Agricultura, Pesca, Alimentación y Agua dedicó parte de su intervención. Ciscar acusó al Gobierno del socialista Rodríguez Zapatero de no ser capaz de sacar adelante los planes de cuenca ni de resolver la delimitación de la demarcación del Júcar, —momento en que arrancó aplausos de su grupo—, prometió defender el trasvase Tajo-Segura y “contribuir a hacer efectiva una solución definitiva del Júcar-Vinalopó”.

“La jefa es la señora Cospedal”, le recriminó la socialista Vicenta Crespo, que recordó que la presidenta castellano-manchega y secretaria general del PP, —“que envió el fax para cambiar al señor Camps por el señor Fabra”—, quiere acabar con el Tajo-Segura. Ignacio Blanco, de Esquerra Unida, citó el intento de privatizar el Taibilla, que Ciscar negó, y Enric Morera, de Compromís, le invitó a “pedir perdón por toda la demagogia con la política del agua”.

Ciscar afirmó sobre el agua: “Vamos a defenderla a muerte”. No dijo ni una palabra del Ebro.