“La huerta es nuestra y es de ustedes”
Los agricultores de Alboraia protestan contra la ampliación de la carretera CV311 El plan afectará a una zona de huerta protegida donde se realiza agricultura ecológica La Diputación de Valencia dice que no acometerá el proyecto en este mandato
"Nosotros sin esto no somos nada: lo necesitamos para vivir, para mantener a nuestras familias y para conservar este pulmón verde que es de la ciudad de Valencia y de sus habitantes". Vicent Martí, agricultor de 60 años, resume en una frase todas sus razones para evitar seguir transformando huerta en asfalto. Es uno de los afectados por el proyecto de "acondicionamiento de trazado, carril bici y variante de Tendetes" en la carretera CV-311 que, a su paso por Alboraia, afectará a los campos de 80 propietarios. Y este no es un afectado cualquiera: Martí recibió el premio al mejor productor ecológico de España en 2006 y ahora, una parte de sus tierras, peligra.
Esta zona está calificada como "de alto valor patrimonial y paisajístico"
Este jueves, cerca de 60 personas, afectados, consumidores, asociaciones de producción ecológica, políticos, ecologistas y vecinos se han acercado a la huerta para visitar la zona afectada. La huerta de Almàssera y Alboraia está calificada como de alto valor ecológico y patrimonial por el Plan de Acción Territorial de Protección de la Huerta de Valencia. La Diputación de Valencia abrió el 20 de diciembre a exposición pública el proyecto de acondicionamiento de la carretera CV311 y aunque han informado a los afectados que no es definitivo, la reacción de los agricultores no se ha hecho esperar. "Lo que pedimos es que nos respeten, si tenemos que hablar en una mesa, nos sentaremos y hablaremos", decía Martí.
Sol, tierra mojada, alcachofas vigorosas, cebollas tiernas con los tallos verdes al viento y ruido de coches. Mucho. Los vecinos de la zona se quejan de que la carretera tiene demasiado tráfico y la diputación ofrece su acondicionamiento y ampliación como posible solución. "Seguramente se pueden buscar alternativas que no impliquen la destrucción de la huerta, porque sobre el asfalto no crecen los tomates", decía Mònica Oltra, diputada de Compromís en Les Corts.
Hay mejoras pequeñas que se pueden hacer y no son costosas, sin ocupar más espacio de huerta
Jose Luis Miralles, ingeniero de caminos y profesor de la Universitat Politècnica, tiene algunas propuestas: "Hay mejoras pequeñas que se pueden hacer y no son costosas. Poner un carril de espera hacia la izquierda, hay perfectamente espacio y no obliga a ocupar más sitio". "Y pacificar el tráfico y apostar más por el transporte público también es una solución", apostillaba Oltra.
Tras las protestas, la Diputación de Valencia ha aclarado que "actualmente no existe la voluntad política ni tiene destinada ninguna partida económica para ejecutar el proyecto básico de mejora de la seguridad vial de la carretera CV-311" que discurre por el término municipal de Alboraia y conecta este núcleo urbano con las pedanías de Tendetes, Roca y el centro residencial de Port Saplaya. Además, aseguran que su intención no es "hacer daño" y cuando ejecutan proyectos lo hacen a petición de los ayuntamientos.
Per L'Horta no comprende que se intente solucionar el tráfico creando más carretera
Según este organismo, presidido por Alfonso Rus, "no se acometerá el proyecto en este mandato puesto que no existe la voluntad política de hacerlo, ni se han destinado los recursos para ello, ya que se inició en otro momento en el que la administración disponía de más fondos y existían otras prioridades, y porque se podría abordar la solución a los problemas apuntados con herramientas y trazados más ajustados".
La asociación Per L'Horta no comprende que en una zona donde el problema de los vecinos es el excesivo tráfico, vaya a construirse más carretera. Los ecologistas no se explican por qué la diputación justifica la obra en la instalación de un carril bici, ya que este va a hacerse a costa de la huerta, que es justo lo que vienen buscando los propios ciclistas. Y es que según Miralles, "en la situación económica actual en que la Generalitat está en quiebra, gastarse el poco dinero que hay en un proyecto que técnicamente es difícil de justificar, tiene poco sentido".
Los grupos de consumo ecológico reclaman que no se destruya una huerta en la que compran productos frescos a los productores que cultivan a pocos kilómetros de su casa. Y los afectados, aunque la diputación les ha dicho que de momento hay solo dos líneas sobre un mapa, desconfían. "El proyecto son dos líneas, pero ya empezamos...", decía uno de ellos.
Para estos agricultores su tierra es algo más que su trabajo. "En los momentos más difíciles de mi vida he estado aquí", explicaba Vicent Martí. "Si coges ahora un puñado de tierra y lo hueles, dices xè!, esto es un arroz en la huerta". Curtido en otras batallas contra la destrucción de la huerta, a Vicent nadie va hacerle parar: "Vamos a continuar adelante con todas las consecuencias, porque la huerta es nuestra y es de ustedes".
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