Hospitalizado el dueño de una masía de Granollers asaltada por unos ladrones
Los ladrones golpearon a la víctima de más de 70 años para obtener sus datos bancarios La zona vive con desconcierto despues del atraco
El desconcierto reina en el barrio del Palou (Granollers) desde que dos ladrones entraran en la madrugada del miércoles en una casa que comparten dos hermanos, ambos de avanzada edad, y les golpearan tratando de obtener dinero e información sobre sus cuentas bancarias. “No es la primera que pasa algo así”, explicó ayer Mercé, dependienta de una tienda en la entrada del pueblo. “A mi marido hace poco le apuñalaron cuando entraron a robar aquí, y le tuvieron que poner siete puntos”, recuerda mientras admite el temor que el robo en casa de los hermanos Paco e Isabelino ha desatado en la zona.
“Yo ahora estoy más nerviosa”, reconcía la suegra de Mercé y dueña del establecimiento. La propietaria teme que este tipo de robos se extiendan por la zona ya que los ladrones se “ensañaron” con los hermanos. Según Isabelino, les taparon la cabeza y les golpearon mientras les pedían el “número de cuenta corriente y otros datos”. Como consecuencia de las agresiones, uno de los hermanos está ingresado en el hospital de Vall d´ Hebron, en Barcelona. En un primer momento fue atendido en el hospital de Granollers, pero la gravedad de las heridas llevaron a los médicos a trasladarle a Barcelona. Su evolución ha sido favorable.
En la casa de los hermanos, alejada más de 300 metros de la núcleo urbano de Granollers, ayer había cabras, gallinas y un perro enjuto que se acercaba a la puerta de la parcela en busca de los transeúntes a los que no está acostumbrado a ver. No en vano, el camino para llegar hasta esta suerte de masía es difícil. No ya tanto por el trazado en sí, de tierra y lleno de baches que en días de lluvia acumula charcos y barro, sino por escondido. “Si no eres de aquí es complicado saber que ahí hay un camino”, reconocía Paco B, uno de los pocos vecinos que ayer decía conocer a los hermanos. Solo desde un desvío de la pequeña carretera que va hasta la cárcel de Quatre Camins se puede tomar esta senda.
El vecindario no se explica muy bien los motivos del asalto y las especulaciones corren por el vecindario. “Algo de capital sí que tienen, claro”, explicaba Paco B.. Mientras que Mercé y su suegra desmontan esa versión: “Tienen el dinero justo para vivir”.
El estado de la casa de los hermanos invita más a creer la versión de la tendera. Un seiscientos desvalijado, las malas hierbas conquistando toda la parcela comparten protagonismo con unos cactus que abordan el camino hasta dejarlo prácticamente inservible. Nada hace pensar que atracar en Casa Blanca, como reza en un cartel de la verja, pueda ser un buen negocio.
Es tan difícil poder llegar hasta la casa como verla. Encorsetada por la vía del tren y la autopista AP-7, la vivienda solo se puede ver desde otras dos masías cercanas. En una de ellas vive Joan Vila. El vecino de los hermanos supo ayer del robo. “No me extraña que hayan escogido esa casa, es imposible que durante la noche alguien se dé cuenta de lo que pasa allí”, y añadió: “Aquí solo viene gente que conoce la zona”.
A la hipótesis de Vila se sumó un vecino que prefiere mantener el anonimato. “No sé quién habrá sido, pero seguro que saben bien quien son los hermanos”. A escasos 200 metros de Casa Blanca se encuentra el centro penintenciario. Este vecino especula con la posibilidad de que los culpables tengan algo que ver con la prisión. “Esta gente tiene dinero y son mayores; son un objetivo fácil”.
Paco mantiene en parte la versión de su vecino. “Yo le había avisado varias veces a uno de los hermanos que no enseñara tanto un collar de oro que tiene”, concluyó.
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