Una pátina social para contentar a Esquerra Republicana

El Gobierno de la Generalitat deberá lidiar a diario con Esquerra Republicana, el partido que garantizará, en función de los acuerdos firmados con Convergència i Unió, una legislatura tranquila para el Ejecutivo. ERC apoya sin fisuras que la primera prioridad del Ejecutivo sea convocar la consulta soberanista en 2014. Pero estará vigilante en la aplicación de los recortes. Los republicanos han logrado arrancar 1.000 millones en subidas de impuestos, y confían en que la gestión de los 3.000 millones que se deban recortar sea más sensible que en la primera legislatura de Artur Mas.

Por ello en su segundo mandato Mas ha lanzado un guiño a ERC, dando una pátina más social al Ejecutivo con la entrada de dos dirigentes de la llamada ala socialdemócrata de Convergència. La caída de Lluís Recoder, uno de sus exponentes (renuncia al no obtener un Departamento de mayor peso político), se compensa con la entrada de Santi Vila y Neus Munté. Vila, el consejero más joven, relevará a Recoder en Territorio, con poco margen de maniobra dado el nulo margen de inversión del que goza la Generalitat. La cartera más sensible socialmente recae en Neus Munté, sindicalista de la UGT y responsable sectorial de CDC. Mas la repescó en 2010 de su cargo de encargada de Política Institucional en el sindicato para su lista electoral, y ahora la ha ascendido a consejera para hacerse cargo de Bienestar Social y Familia. Munté ha prometido continuar con la labor de su antecesor, Josep Lluís Cleries, valorado pese a los recortes por su talante dialogante y cercano con las entidades.

La inclusión de Munté y Vila contrasta con la permanencia de Irene Rigau, consejera de Enseñanza, y Boi Ruiz, de Salud. Ambos son los dirigentes más criticados por ERC por su aplicación de los recortes. El líder republicano, Oriol Junqueras, pidió ayer al nuevo Ejecutivo "sensibilidad ante el sufrimiento de los ciudadanos". El socio del Gobierno, el único que valoró positivamente el nuevo Gabinete, subrayó que lo importante no son los nombres, "sino las políticas que hagan y los recursos de los que dispongan".

El resto de oposición denunció el "radicalismo" del nuevo equipo de Gobierno, especialmente por el nombramiento de Francesc Homs, de marcado perfil independentista, como nuevo consejero de Presidencia. La oposición lamentó que Ruiz y Rigau sigan tras un mandato marcado por los recortes.

"Es un gobierno continuista en todo lo relacionado con los recortes", señaló el portavoz del PSC, Jaume Collboni, en especial alusión a los titulares de Enseñanza y Salud, a quién reprochó su "mala gestión y los recortes lineales". En términos similares se expresó Iniciativa per Catalunya, que lamentó que sigan en su cargo tanto los "diseñadores" de los recortes -Andreu Mas-Colell como consejero de Economía-, como de sus "ejecutores", en alusión a Rigau y Ruiz. "Es la segunda parte de lo visto hasta ahora: más recortes y privatizaciones. No hay un giro social como anunció Mas en el pacto", ha espetado la portavoz ecosocialista, Dolors Camats.

Más contundente fue la presidenta del Partido Popular, Alicia Sánchez Camacho, que definió los consejeros de "talibanes, separatistas y radicales sometidos a ERC". Camacho cree que los sectores "más moderados y dialogantes de CiU" han sido sustituidos por "partidarios de la confrontación".

Desde Ciutadans, Jordi Cañas tachó de "apóstoles del separatismo" a los 12 consejeros de Mas. El portavoz de C's criticó con especial dureza contra Mas-Colell, a quien responsabilizó de la "fallida de las finanzas públicas catalanas"; y atacó al nuevo consejero de Justicia, Germà Gordó, por su presunta vinculación con el caso ITV. "Podría ser el primer consejero que vemos delante y detrás de la justicia", apostilló.