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ANÁLISIS
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Demasiado gas acumulado

El Grupo Popular se ha convertido en paradigma de una etapa de excesos que Fabra intenta ignorar

El Grupo Popular en las Cortes Valencianas se ha convertido en un recinto en el que hay demasiado gas acumulado. El seísmo registrado en el último mes, provocado por una sentencia condenatoria a Pedro Hernández Mateo y la filtración de un documento oficial a Rafael Blasco, ha aumentado la presión en vez de disminuirla.

Concebido por Francisco Camps como una especie de Arca de Noé para salvar a todas las víctimas de una imaginaria conspiración política, el Grupo Popular se ha convertido en el paradigma de una etapa de excesos que Alberto Fabra intenta ignorar.

Sin embargo, cada vez que entra en el hemiciclo, la mirada de Fabra se cruza con la de Rafael Blasco, el exconsejero y exportavoz parlamentario capaz de obtener informes oficiales sobre las irregularidades en las ayudas a la cooperación antes que el mismo juzgado que los solicita y que lo tiene imputado.

No son las únicas miradas que se cruzan con la de Fabra. También está la del expresidente Francisco Camps, un absentista del escaño que periódicamente acude a las Cortes para recordar a todos que sigue ahí. Y la del exportavoz parlamentario y exsecretario regional del PP Ricardo Costa, imputado en la pieza del caso Gürtel por financiación ilegal. Y las de otros ocho imputados en casos relacionados con la corrupción (Gürtel, Brugal y Blasco).

Asegura el vicepresidente del Consell que el escaño es del individuo y no del partido. Y tiene razón, como también es cierto que el discurso del PP contra la corrupción era mucho más contundente antes de que estallasen unos escándalos masivos. “Por dinero se pueden hacer muchas cosas, pero robar escaños e intentar utilizarlos para condicionar la política por la que votaron los ciudadanos es una de las maneras más abyectas que conocemos de ensuciarse por dinero”. La sentencia no es de la oposición. Es de Ricardo Costa, cuando en noviembre de 2005 valoraba la decisión de Francisco Javier Tomás, entonces diputado autonómico por Castellón, de convertirse en tránsfuga para poner el escaño obtenido con el PP al servicio de la formación ultra Coalición Valenciana.

A lo mejor por todo eso, Esteban González Pons, vicesecretario de Estudios y Programas del PP, afirmaba a primeros de mes en una reunión de partido: “Si no podemos administrar muchos fondos públicos, administremos mucha dignidad”. Habrá que ver cómo.

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