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CRÍTICA DE DANZA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Una buena experiencia

El montaje creativo de 'La Bella Durmiente sueña' hace maravillas con solo 11 intérpretes.

Al primoroso trabajo de guion y montaje creativo de Martha García hay que unir el tesón de los 11 intérpretes. Puede hablarse del “milagro de los 11” para, con tan magra plantilla, dar la ilusión de paridad, simetría y empaque coral que pide por natural la música y el estilo de la obra. García ha hecho un encaje tan meritorio como, en su modestia de montaje, respetable. Diría que en algunos aspectos, ejemplar; es lo que tiene confiar en la experiencia escénica y en la sabiduría que aporta el bagaje en ballet. Solo desde esta perspectiva se puede sintetizar tan bien algo así como La bella durmiente. Y se ha hilado fino, desde el juego de palabras entre el hada Cara de Hozy Carabosse, hasta el mantenimiento del papel dual, simbólico y protector, del Hada de las Lilas-Madre.

En cuanto a la coreografía hay muchos detalles y materiales no por sutiles menos importantes. Lo primero es que la coreógrafa respetó canónicamente el Adagio de la Rosa del primer acto como un emblema (así tanto que se echa en falta el cierre del gran pas de deux final), una noticia informada de que se venera y mucho tanto a Petipa como a lo que representa este título. Después, con habilidad funcional, los caracteres desgranan sobre variaciones musicales conocidas, lo que era labor muy compleja, y los hace comprensibles a la par que el desarrollo argumental, desde la madre sobreprotectora hasta el petulante coreógrafo.

La Bella Durmiente sueña

Ballet Carmen Roche.

Coreografía y guión: Martha García; música P. I. Chaicovski.

Teatro Fernán Gómez. Hasta el 6 de enero de 2013.

En otros aspectos, las luces resultan muy apropiadas y juegan al atractivo colorista, algo que siempre encandila a los más pequeños, y esto tiene su punto más alto en la entrada del hada mala con sus cuatro maromos (estructura extraída también del formato académico precedente) y esa gran tela evanescente que vuela y dibuja espectralmente un escenario feérico. Ya hay donde llevar a los niños esta vez.

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