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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Cuarto y mitad de Consell

"Lo importante para los valencianos no es el número de Conselleries que existan en un momento dado, sino el modelo de gobernanza"

La crisis económica ha acelerado la subasta política acerca de la adecuada dimensión del Consell. Los que no gobiernan, ahora, postulan por jibarizarlo en torno al cuarto y mitad de peso, mientras que los que detentan el poder muestran mayor prudencia estimando que se puede gobernar eliminando alguna Conselleria. Al final, el nuevo Consell se reduce un 20 por cien quedando en más de tres cuartos de kilo según la disposición, y facultades, del President. Nuevo debate sobre la importancia del tamaño, cuando lo relevante es la dicotomía entre continente y contenido.

Es la propia fábrica del Consell y, por cierto, de todas las AAPP, las que deberían someterse a una reflexión revisionista. Separar a quiénes conciben las políticas de los prestadores de los servicios o eliminar la duplicidad de funciones es esencial, tal como expuse desde estas mismas páginas en mayo de 2007 a raíz del nuevo Estatut. En paralelo, disponer de un modelo social, económico y territorial es imprescindible para dotarse de una estructura gubernativa que lo posibilite, de lo contrario la política devendrá espasmódica y la sociedad permanecerá estupefacta. El revisionismo no es una competencia básica, puede arbitrarse tanto autonómica como localmente, pero no estuvo presente ni en la V Asamblea de Presidentes, en la reuniones del CPFF, ni siquiera en los fundamentos conocidos sobre un futuro Pacto de Estado sobre la reforma estructural de la Administración Pública. Parece como si los criterios hacendísticos fuesen incompatibles con el sentido común. Como si el ecosistema político tuviese escriturado el tiempo y su devenir. En un mundo conectado “on line”, la política se controla mediante “batchs”, por legislaturas.

Abordar una revisión del actual status-quo de la Administración requiere de órganos de decisión capacitados y ágiles. Para acometer esta tarea, en junio último solicitaba, también desde este medio, un puesto de mando único en la figura de la Vicepresidenta del Gobierno liderando un Plan Estratégico que, compendiando los archiconocidos problemas existentes, estableciese pautas metodologías y presupuestarias, junto a un claro plan de acción. En su lugar, se ha creado una Comisión asignada al Ministerio de Hacienda, presidida por el Subsecretario de Presidencia, reforzada por al menos cuatro subcomisiones, y compuesta por representantes de cada Ministerio y otros relevantes servidores públicos, otorgándose hasta el 30 junio próximo para elaborar un dictamen que será elevado al Consejo de Ministros y a la Conferencia de Presidentes. Resulta ocioso señalar que el dictamen deberá recabar un cierto grado de consenso político y que, en el mejor de los casos, supondrá el inicio de procesos administrativos sometidos a las posibilidades presupuestarias existentes, en una materia que no esta en la base de la protesta social y que, por tanto, puede quedar relegada hasta que los brotes verdes florezcan de verdad o, aún, para después. Una vez más, no todos los relojes marcan la misma urgencia a pesar de la globalización y de Internet.

Reformar la Ley de Bases de Régimen Local es importante pero las modificaciones normativas quedan huecas si no van acompañadas, o precedidas, de cambios en la gestión pública. Eliminar la concurrencia competencial, la duplicidad en la prestación de servicios, habilitar títulos competenciales sensatos o fortalecer la figura de los Interventores son aspectos que estarán recogidos en la reforma, pero las administraciones continuarán sin comunicarse en el quehacer diario. Un Estado no puede ser reformista con el mero instrumento del BOE o del DOGV. La macroeconomía administrativa debe ser completada con la microeconomía, lo cual requiere una visión del mundo no siempre presente en los profesionales de la política.

Como he señalado en otras ocasiones, lo importante para los valencianos no es el número de Conselleries que existan en un momento dado, sino el modelo de gobernanza elegido por el President y el desarrollo de la misma por sus responsables orgánicos. Aun así, sugiero que el Vicepresident cuente con un gran profesional para liderar los asuntos del primario valenciano ya que la coordinación del Consell, sobre todo con muchos Consellers sin experiencia, le mantendrá plenamente ocupado. Creo que su labor de coordinación debería ser completada con la de liderar el verdadero proceso de racionalización de la Generalitat, más allá de concentrar empleados públicos en un recinto o de supervisar las propuestas y planes de viabilidad de empresas públicas sobredimensionadas.

Algo parecido le ocurrirá al Conseller de Gobernación, albergando al boomerang de la de Justicia, del que ya tiene referencias, de suerte que pueda compatibilizar sus numerosas responsabilidades. Mención aparte merece la consistencia de que el Conseller de Economía e Industria asuma también las áreas de Turismo y Empleo, lo que supone más responsabilidad pero mayor consistencia con el objeto político de su Conselleria. Educación tiene, nada menos, la responsabilidad de que nuestros hijos desarrollen conocimientos en un sistema educativo plenamente democrático y sensato, lo cual es más difícil que lo que evidencia el enunciado. Del resto esperamos noticias respecto a cómo organizan y ejercen sus responsabilidades.

José Emilio Cervera (jecervera@jecervera.com) es economista.

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