_
_
_
_
CRÍTICA / CANCIÓN
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Sigue siendo aquel

Fiel a sus excesos escénicos y a sus 'clásicos', Raphael triunfa en un Coliseum que no se llenó

Rafael durante su actuación en el Coliseum.
Rafael durante su actuación en el Coliseum.GETTY

Alguna cosa está cambiando. El teatro Coliseum de Barcelona no alcanzó a llenarse en la primera de la sesiones de la nueva visita del mítico Raphael a la ciudad. Claro que son cinco noches las que ha programado el artista de Linares, por lo que al final seguro que los números salen pero en un concierto de Raphael no es habitual encontrar sillas vacías, la totalidad de los palcos discretamente cubiertos por una cortina para no mostrar su interior vacío y bastantes huecos en las partes altas.

 Algo está cambiando, efectivamente, pero Raphael no. Sigue siendo el mismo, sigue siendo aquél y eso es lo que sus seguidores quieren y esperan. Esa fidelidad a su propia imagen, y todos los excesos escénicos que conlleva, es lo que alzaba sistemáticamente, como si dispusieran de un resorte, a las tres primeras filas de platea de sus asientos al concluir cada canción.

RAPHAEL

Teatro Coliseum

Barcelona

5 de Noviembre de 2012

Esta vez la gira se titulaba explícitamente Lo mejor de mi vida y eso fue exactamente lo que ofreció el cantante en el Coliseum. Comenzó directamente con Mi gran noche y, a partir de ahí, planteó un recorrido existencial que le llevó hasta 1960 y su primera colaboración con Manuel Alejandro. A ese insustancial (“estaba encima la censura y las canciones tenían que ser blancas”) Tú, Cupido siguieron otros temas de la época; Raphael subió y bajó por las escaleras que coronaban el escenario y hasta se marcó un twist. Y siempre con una sonrisa en la boca.

Después en un zig-zag continuo por su historia recuperó alguna de las últimas canciones que Alejandro le ha escrito, versionó a autores aparentemente tan dispares entre sí y de él como Serrat, Adamo, Armando Manzanero, Astor Piazzolla o Violeta Parra (y las tres primeras filas seguían alzándose al unísono al final de cada canción) y hasta llegó a hacer un dúo (Volver) con un Carlos Gardel surgido de una radio añeja.

Fueron sus tangos, interpretados a solas con su pianista argentino, probablemente lo más intenso de la larga velada pero fueron sus joyas de la corona (en sus propias palabras) las que excitaron al personal una vez tras otra. Sigue siendo aquél y, tras volver a escucharle en directo, y a pesar de sus 69 años, da la impresión de que seguirá siéndolo por mucho tiempo.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_