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Democracia cuestionada

Las últimas funciones teatrales de 'Coriolano' se representan el viernes y el sábado en Sevilla

Joan Carreras, actor que encarna a Coriolano en la obra del mismo nombre.
Joan Carreras, actor que encarna a Coriolano en la obra del mismo nombre.

Coriolano es una de las obras menos populares de Shakespeare. Es una pieza donde el amor pasa a un segundo plano sustituido por la política y un pueblo tergiversado. Alex Rigola, director de la adaptación y, desde el 2010, de la sección de teatro de la Bienal de Venecia, ha ido más allá con la tragedia. La obra, de tres horas de duración, la ha condensado en hora y 20 minutos y la veintena de actores los ha reducido a ocho. La escenografía de Coriolano la componen siete sillas, un sobrio negro de fondo, un cartel que grita Democracy y unos encorbatados personajes que debaten pero no escuchan en el escenario. 

El Teatro Central de Sevilla acoge por última vez, este viernes y sábado, la versión actual de la obra shakesperiana, en la que el general romano está enfundado en traje de chaqueta y la espada se queda en el campo de batalla. Coriolano se desarrolla en una fingida ágora donde los ocho personajes cuestionan la democracia y pero manipulan al pueblo. "Estamos ante una pieza política y social. Los personajes no quiere dar respuestas sino transformar la realidad para que sea vista con otros ojos", apunta Rigola.

"Al inicio de la historia, el público le costará situarse y conforme avanza va reconociendo los personajes", explica el director matizando que otra figura importante es Aufidio, aunque no se llega a ver nunca. Coriolano es poco pasional comparada con otras de Shakespeare y lo que mantiene Rigola es los versos, como el director dice "prefería crear las tensiones en el debate".

Fragmento de 'Coriolano' en la representación en el Festival de Almagro.

"En Coriolano no hay historia de amor, ni de amigos que dejan de serlo. Lo que trata es de ver dónde se pone el límite y lo manipulable que es el votante", defiende Rigola. Sevilla es el último escenario de la gira, no porque lleven mucho -desde febrero- sino porque se han caído más de 30 funciones por la crisis, y Sevilla para ellos era una "cuestión de fidelidad".

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