El sector crítico a Griñán en Cádiz se mueve ante los seis expedientes

Cuando Irene García se presentó a la secretaría provincial del PSOE de Cádiz prometió a todos y a sí misma que las divisiones internas dejarían de ser el pan de cada día de su partido. De verdad lo creía. Se sentía avergonzada de los espectáculos dados por destacados socialistas gaditanos, muchas veces encabezados por su antecesor, Francisco González Cabaña, que casi siempre entraba al trapo de la crítica de y hacia sus compañeros y que abría las ventanas para que se escucharan los problemas de casa. En apenas cuatro meses en el cargo, Irene García no ha podido cumplir su palabra. Ahora lidera la apertura de un expediente disciplinario contra seis diputados provinciales que se niegan a obedecer sus directrices. También ha perdido las “nuevas maneras” que ella siempre defendió para dejar atrás las peleas del pasado y ha animado a irse a los que la acusan de limitar la libertad en el PSOE. “Así estaremos más tranquilos”.

Irene García explotaba finalmente. Hasta ahora siempre había secundado a rajatabla, hasta ahora, el plan de sonrisa, frase correcta y discurso estudiado que propugnan otros dirigentes de la actual dirección regional cuando tratan de esquivar preguntas sobre problemas internos de partido. García estallaba en una entrevista a Diario de Cádiz, en la que también ha dejado una frase muy comentada. “Es el conflicto de unos pocos contra unos pocos y yo me sentaré a ver el partido de tenis”. La secretaría provincial del PSOE evidenciaba así, algo, por otro lado, obvio. Que la crisis abierta en el grupo socialista de la Diputación de Cádiz no es más que una herida mal cerrada dejadas por tensiones más elevadas.

Irene García ganó su congreso provincial con el 57% de apoyos. Rédito suficiente para ejercer su poder. Pero en cuatro meses ya la han desautorizado. El primero, uno de sus aliados, hombre clave en su victoria. El chiclanero José María Román, nombrado por ella portavoz en la Diputación, se negó a aceptar las “sugerencias” sobre cargos de confianza y reparto del dinero del grupo socialista. “O estás con nosotros o contra nosotros”, le dijeron. Y Román se lo tomó literal y se alió con cinco diputados afines a Cabaña y Luis Pizarro para rechazar que Irene García, como pretende, sea portavoz provincial. Sin sus votos, la secretaria provincial no puede ejercer su poder en la Diputación.

La respuesta ha sido, lo que Manuel Chaves ha definido como, una medida “extrema”. El PSOE de Cádiz ha abierto expediente disciplinario contra estos diputados, que podrían ser expulsados del partido si no cambian de postura. Entre ellos están los alcaldes de La Línea y Villaluenga, o el secretario local de Alcalá de los Gazules. García, como otros dirigentes griñanistas, creen que están "tutelados" por Cabaña y Luis Pizarro. Y han visto en las reuniones y comunicados emitidos por las asambleas de varias localidades un movimiento organizado para no respetar la voluntad del congreso provincial.

Falta lealtad y respeto de quienes lo han sido todo en el partido

Francisco Conejo, secretario de Política Municipal

Los diputados díscolos aseguran haber recibido apoyo de “toda Andalucía”, que no dan crédito a un incumplimiento de la máxima de libertad de opinión y discrepancia que debe caracterizar al PSOE. Este episodio ha coincidido con el desplante de Francisco Toscano, que ha dejado al PSOE sin la presidencia de la Federación Andaluza de Municipios y Provincias. Sin embargo, la ejecutiva regional no ve un movimiento organizado de los críticos a Griñán. “Hay gente empeñada en orientar el PSOE hacia el PP”, dice Francisco Conejo, secretario de Política Municipal sobre Toscano. Mientras que circunscribe el caso de Cádiz “a la falta de lealtad y respeto de quienes lo han sido todo en el partido”.

Para sus críticos Irene García sale quemada de este conflicto cuando otros, que la apoyan y la apremian, se cubren tras ella. Tampoco entienden su obstinación por ser portavoz en la Diputación mientras no renuncia ni a uno de sus cargos. Le recuerdan que esa fue otra de sus promesas antes de ser secretaría general.