Una casa con fantasmas

Hasta ahora, este muy recomendable trabajo es lo mejor que ha ofertado el festival Madrid en Danza, un interior con figuras surrealistas algunas y esperpénticas otras, pero dotadas de perfil muy definido siempre.

El potente trabajo actoral y coreográfico se adereza con un montaje preciso y muy cuidado en los detalles. Se trata de un escenario deudor en lo estético de los filmes góticos y la escenografía recuerda vivamente uno de los recurrentes espacios oníricos de la serie Twin Peaks de David Lynch (las inquietantes cortinas rojas, el mobiliario con vida propia, las presencias no explicadas), con un uso inteligente de la dinámica y los trampantojos. For rent habla de vidas ancladas en la ficción y el pasado, en el espejismo y la soledad, caracteres extremos que usan del arte como de una catarsis cerrada y especular. Todos los artistas se esmeran en una suerte de desdoblamiento de sus personajes, entregándose a un ritual que rezuma desesperación y un humor sardónico heredado también de cierto tipo de cinematografía. Es un error no traducir los textos, por mucho en que los artistas no quieran subtítulos: se les paga (y muy bien) para que se les entienda del todo, y el festival debe responder de esto ante el público.

La compañía belga navega entre el teatro gestual y la danza propiamente dicha, aunque prima el movimiento reglado y coreográfico, la única manera de resolver escénicamente tan complejas escenas de esa casa con fantasmas. También es verdad que prudentemente el conjunto se ha alejado paulatinamente de los modos y las arbitrariedades de Alain Platel para encontrar una senda propia.

FOR RENT. Compañía Peeping Tom. Concepto y dirección: Gabriela carrizo y Franck Chartier; coreografía y creación: Jos Baker, Leo de Beul, Hun-Mok-Jung y otros. Luces: Ralf Nonn. Teatros del Canal. Hasta el 18 de noviembre.