En la calle de Urgell
“Te vas a la sede del PP, que va a estar López Tena para presentar una campaña en respuesta al vídeo del PP sobre los apellidos, ya sabes”.
Con la que está cayendo, cualquiera le dice al jefe que uno no tiene ni pajolera idea de qué va ese vídeo. Google al rescate: PP, más vídeo, más apellidos. Ahí está. Se titula El primer dia de la independència. Dibujos animados. Un señor se acerca a la funcionaria del Registro Civil, la cual le pide el nombre.
—Joan García.
—Lo de Joan de acuerdo, pero lo de García no es muy catalán. A ver, ¿qué le parece Garriga en lugar de García?
—¿Cómo? ¿Y qué dirá mi mujer?
—No sufra, el apellido de ella también lo cambiaremos.
El Joan García dibujo animado se pone a gritar y por fundido se transforma en un Joan García real, despertado en plena noche. Coletilla final: “Acaba con la pesadilla. Vota Partido Popular”. Ja, ja.
¡Con que con ésas! Pues ahí va López Tena, plantado ante la sede del PP de la calle de Urgell, para presentar la campaña de Solidaritat Catalana Tots som Garcia. Con un par. “Somos un solo pueblo, aquí hay catalanes de origen paquistaní, uruguayo, español, de todo. Yo mismo me llamo López Tena, dos apellidos bien españoles, pero también tengo otro apellido francés, Laborde, y otro más holandés, Winthuysen. Los que pretenden dividir a este pueblo lo tienen difícil”. Toma, toma y toma.
Luego López Tena se explaya sobre las hipotecas, pero rápidamente cede la pista a la siguiente performance en Urgell, protagonizada por la Plataforma Antideshaucios. Los aguerridos combatientes de la hipoteca le dan al pito, la bocina y la cacerola con buen ánimo. Ada Colau, líder del movimiento, atiende a la prensa en la esquina. Pues hala, vamos a tomarle unas declas. Imposible. Con semejante estrépito de fondo y sin el sonotone, olvidado en casa, uno apenas pilla “arrogancia de los partidos mayoritarios”, “genocidio” y “no es una crisis, es una estafa”. ¿Será verdad que por encima de los 50 ya no valemos para este oficio?
Me alejo del lugar triste, pensando en el oficio y en los vecinos de la calle de Urgell 249-251, que dan puerta con puerta con la sede del PP. Recuerdo también a Vila-Matas, que vive apenas dos porterías más abajo. ¿Qué culpa tendrán ellos de vivir en Urgell?
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